Dibujando llego a mi casa interna, escribió Kiki Suárez, pero una percibe el mundo desde la visión colorida y tierna de Kiki en sus cuadros, donde abundan las mujeres explorándose, dándose las manos, viendo al cielo, recorriendo el laberinto de la ceguera, abrazándose. Ella dice que no es tierna, pero se equivoca.
Kiki Suárez, de niña, junto a su madre. Foto: FB de Kiki S.
Filósofa por naturaleza cuestiona, observa el mundo e intenta embellecerlo. Por ejemplo, en 1982, tenía poco tiempo que Kiki Suárez inauguró el Centro Cultural La Galería, con dos hijitos y uno en camino, alojaba artistas que conocían en San Cristóbal a cambio de arreglar algunos detalles de la casa. Llegaban creadores reconocidos, fotógrafos, periodistas con las cuales platicaba, así se enteró de la situación precaria en que sobrevivían personas de Guatemala refugiadas en Chiapas. Pidió apoyos y donaciones y se las entregaban a los refugiados, formó una organización llamada CARGUA, encargada de recaudar alimentos y llevarlos a los campamentos.
Kiki lo llamaba anarquismo amoroso. Como resultado hubo una “ola de solidaridad bella”. Kiki, era una especie de vocera; en donde ahora se encuentra el Cineclub, realizaba traducciones al inglés y alemán donde se hablaba de la situación de los refugiados para informar a otros países y estados los cuales enviaban donaciones y hubiera seguido de no ser porque el gobierno creó una instancia en supuesto apoyo, donde hubo corrupción y degradación en los apoyos (en lugar de dar maíz daban Coca-Cola).
Kiki Suárez es cofundadora de una de las escuelas con mayor prestigio en San Cristóbal de las Casas, hoy conocido como El Pequeño Sol (proyecto que también brinda educación a alumnxs con discapacidad, promueve la lectura, ofrece educación artística y filosofía para niñxs) y que en sus orígenes nació por el deseo de brindar a un grupo de niños y niñas una educación como la brindada en escuelas Waldorf, con la filosofía de Rodolfo Steiner, la Antroposofía, que pone al ser humano en el centro, no su riqueza material, según escribe en su sitio personal: lagaleríadelcorazonabierto.blogspot.mx/2017/07/la-escuela-del-pequeño-sol.htmlMaaaas
Kiki Suárez pone al ser humano en el centro, de ahí su increíble capacidad para levantar olas de solidaridad en las personas sin importar de dónde provienen o a dónde van. Es una mujer sumamente simpática, que explota al bailar, al pintar, al reír.
Dos veces, gracias a las gestiones de la psicóloga Elizabeth Patricia, realicé presentaciones de libros en su galería, y me apoyó con el espacio. Le di dos Bichitos, y sin decirme compró 10 para obsequiar en su galería, me dio una alegría infinita. En las semanas siguientes me envió unos dibujos hermosos de bichitos, que también me hicieron sonreír.
Así es su corazón de grande, constantemente construyendo, pintando carteles que ayuden a la prevención del abuso sexual infantil, y prevengan la violencia; leyendo y compartiendo, sensibilizando a la gente con actitudes receptivas e incluyentes.
Admiro mucho a Kiki Suárez porque logra ver lo valioso en las personas y pintarlo, embellecer el mundo con colores y acciones, bailar con fuerza, filosofar…
Hoy se realizará un merecido homenaje a su persona y eso me alegra infinitamente.