Pareciera imposible para suegrxs, cuñado, tíxs… tratar de imponer sus creencias y modelos de crianza sobre la mía, aunque tengamos la misma lengua. Si persiste su objetivo, guardo mi distancia por un tiempo. Trasladando mi problema a los hospitales, es común que enfermeras y médicos se rijan por protocolos inflexibles para atender al paciente, juzgando la crianza desde planos interculturales, cosmovisiones, usos y costumbres diferentes, es un reto con el que se topan a diario porque espantan a las personas y no regresan, aunque se mueran.
Annette Hartmann, licenciada en Enfermería, contaba en la ponencia “Los cuidados interculturales, un reto en el proceso de la salud”, realizada el lunes 18 de abril de 2016, en el auditorio Dr. Domingo Chanona, del Hospital Regional Pascacio Gamboa; cómo en África llegó un niño con altos niveles de anemia al hospital, los padres explicaron que le quitaron las muelas del juicio para sacarle los demonios, los médicos y enfermeras comprendieron por qué se estaba desangrando y así pudieron intervenir.
Foto: Karla Barajas
-Si a los padres les hubiéramos gritado ¡cómo hacen eso!, es un riesgo, lo están matando, entonces como es una práctica común, cuando el problema volviera a presentarse con otros miembros de esa comunidad, no regresarían al hospital- decía la también maestra en Ciencias de la Salud.
Detrás de un problema agravado, está una cadena de atención que inicia con los conocimientos y creencias de una comunidad, preguntaron con la suegra, el curandero… el hospital es su último recurso.
En las comunidades las mujeres no se conciben como ser individual, por eso se les dificulta contestar como sujeto cuando les hacen preguntas de rutina, si a eso agregas los cuestionamientos en voz alta como: ¿con cuántas personas has tenido relaciones? no contestan.
Las cosmovisiones son distintas para los tzotziles, desde el lenguaje. En tzotzil parir significa recibir al niño, no es lo mismo recibir que extraer. Ahí se agachan para ayudar al bebé a nacer porque la fuerza de las mujeres está en las piernas, acá les dan una camilla, pierden la fuerza; en las comunidades participa un grupo de personas en los partos, al llegara al hospital sólo pasa la paciente y le cierran la puerta en la cara a los familiares, los despojan.
La ponente invitó a las enfermeras a ponerse en el lugar de pacientes que viven en comunidades alejadas, que no tienen un sueldo regular, son seres comunitarios no individuales, y con los cuáles compartimos creencias, como pasar un huevo en la cabeza de un niñx que se enfermó del mal de ojo.
Comprendí que la conducta de ciertos familiares responde a una comunidad relacional con estructura y organización donde interviene un conglomerado en cada decisión, y yo ser individual debo buscar alternativas de comunicación que no sea huir de la comunidad de la que soy parte.