En una colina estaba nuestra habitación de hotel en San Cristóbal. Sobre la cama había una maleta, ropa… en la mesa una biblia que supuse pertenecía a mi compañera de cuarto, quien no se encontraba en ese momento. La biblia no era de ella.
Entré a bañarme, escuché la televisión prenderse y ruidos sobre el suelo de madera, pero al salir no vi a nadie. Esa noche conocí a la dueña de la maleta, quien dijo haber escuchado ruidos, dejar sus cosas e irse a trabajar. Éramos distraídas, nos gustaba reírnos de los signos fantasmagóricos del cuarto, inventar historias, la narrativa, la poesía, pintar y trabajar.
Che me habló de un proyecto literario llamado Maya Cartonera destinado a cobijar las letras de personas de toda México, sin importar trayectoria, pero sí la calidad de imágenes y textos, por lo que tendría un consejo editorial integrado por escritoras y escritores de reconocida trayectoria del norte y centro de México. Me invitó a participar y le dije que sí, y al poco tiempo estábamos cortando cartón, pintando portadas en mi casa… y presentando la primera Cartonera Maya, Palabras… estrellas en el silencio de la noche; con un tiraje de 100 ejemplares.
Algunos de los autores que participaron en la primera edición fueron: Rosario Orozco, Miguel Aguilar Carrillo, Federico de la Vega, Gabriel Vega Real, Mario Nandayapa, Diana Ivonne Martínez Tovilla, Braulio Isac Hidalgo y Costilla, Toch, Robert S. Velasco, Flor Negra…
Cuatro antologías literarias después: Chepy Salinas presenta la V Cartonera, Latidos del Sur con los textos: Conoceré el amor, Melisa Cosilión; Copoya, Gabriel Vega Real; Canto de polvo a la patria herida, Ernesto Adair Zepeda Vilareal; Distintamente juntos, Morir y ¿Quién sos?, Edgar Montes Gómez; Gitana de ojos alegres, Flor negra Che; Clara sombra y Viejo Sol, Alexxandre Medina; Orfandad y Ofrenda de Beatriz Muñoz; Con la disposición de amar, Iván Medina Castro; Amor, Sonia Medina Cuevas; La experiencia de iniciar la radio en la Escuela Secundaria Técnica 88, Dany Pech de la Cruz.
Con cantos del centro de México.
“Pero es canto: les evoco entre las flores que nacen bajo los árboles,/ a los niños que juegan a que no saben que el mundo lastima,/ y corretean a las niñas que crecen de un golpe,/ como si el verano les alargara con una bofetada,/ y se vuelven bellas en el gesto con el que toman la mano/ de los obreros.” Adair Zepeda Villareal.
Con la voz de mujeres del sur:
“Recuerdo que recorrí el pueblo completo dos o tres veces hasta vender hasta el último fruto. Con el dinero de la venta fui al mercado y logré comprar una reja de tomates, con mi preciada carga volví a recorrer las mismas calles pero está vez más feliz, más segura, pues la ganancia era mayor. El hambre se me había quedado guardada en la bolsita de monedas, así que al terminar mi venta corrí de nueva cuenta a mercar una reja de manzanas, esta vez la hazaña fue más dura pero por fin casi de noche terminé de venderlas, únicamente había guardado una, la cual comencé a morder satisfecha mientras caminaba de regreso al panteón, por lo pronto no tenía otra casa y aún no podía dormir lejos de mi abuela muerta.” Beatriz Muñoz.
Con los latidos del sueño de Chepy se abren las hojas para alojar a quienes gusten de escribir, pintar y soñar. Enhorabuena a los que estuvieron, están y a los que llegan, como Roney que ya pasa las agujas y el hilo a su mamá, quien representa el espíritu de las cartoneras (la integración, el trabajo comunitario).