Por: Sandra de los Santos
Durante una semana me dedique a entrevistar a ocho de diez aspirantes a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Sólo a una candidata –Alejandra Peralta- le escuché, sin necesidad de preguntarle, propuestas en concreto en el fomento a la cultura. No así a las artes. El resto de las y los aspirantes no mencionaron el tema. Cuando les pregunté me di cuenta que no tienen propuestas en concreto.
Con tantas necesidades en la ciudad el tema de fomento a las artes y la cultura pareciera que las y los aspirantes a gobernar Tuxtla Gutiérrez lo ven como un lujo. No ven el asunto como parte de una formula integral para que la ciudadanía alcance el bienestar social.
Las artes es la manifestación más sublime que tiene la humanidad. Nos permite ver la vida de manera diferente; construirnos como ciudadanos y ciudadanas de forma distinta; apreciar el trabajo del otro y la otra. Permite también el registro, por parte las y los creadores, de un momento único que sucede en un espacio determinado. Los gobiernos de los diferentes niveles deben de asumir como obligación –lo es- el fomento de las artes.
La cultura es patrimonio. Sin ella es difícil construir una identidad en una sociedad. La cohesión social se da gracias a esos vínculos culturales que compartimos. El no fomentarla es negar la posibilidad a una ciudad completa de caminar juntos de una manera más fácil.
Las y los aspirantes a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez se deben acercar a los grupos culturales y artísticos independientes que existen en la ciudad; pero también esos grupos deberían –considero- de no ver como un asunto alejado el proceso electoral local. Ambos están sin verse.
Al igual que lo han hecho otros sectores organizados de la sociedad, los grupos culturales y artísticos de la ciudad deberían de exigir a las y los aspirantes a la presidencia municipal que se comprometan con una agenda mínima.
El tema de fomento a la cultura y las artes es un asunto que nos compete a todos y todas. Hagamos, cada quien, lo que nos toca.