Soy parte de las cifras de mujeres que han padecido del acoso callejero, de las burlas tontas de los compañeros, de las miradas lascivas de los hombres cuando caminas por la calle.
No soy ella, la de hechura frágil y recatada,
la de los cabellos de seda y la boca de fresa.
Crecí en campos de guerra.
He dormido en trincheras esperando el amanecer.
No soy ella, la que se queda en silencio,
pues en mi boca llevo ecos de protesta.
No soy ella, la mujer que esperas,
la que a menudo juzgas por su vestir.
Estoy cansada de tener que huir de ti,
de apresurar mis pasos,
y buscar refugios ante el anochecer,
No me veas frágil, no me creas débil.
Soy mujer y no soy sinónimo de vulnerabilidad.
Soy mujer no debo de pensarme con temor y restricción.
He nacido libre, de pensamiento propio.
Recuerda no soy ella, a la que crees poder vencer.