FOTOS: KARINA ÁLVAREZ
Advertencia: Lo que usted va a leer es la crónica de cómo me reconcilié con la poesía.
En la parte más alta de la colina de la Unach se puede ver casi todo la zona poniente de Tuxtla. El espacio es lindo y es bien utilizado por las y los estudiantes. ¡Qué mejor uso se le pueda dar un lugar que no sea el de enamorarse, estar un momento con el otro, la otra”.
Esto estaba pensando cuando llegaba a la librería “José Emilio Pacheco”. Iba a la presentación del “Aquelarre de versos”, me motivaba el hecho de que la mayoría de las presentadoras son amigas muy queridas, pero no crea que este texto responde a ese cariño, la verdad, es que no tengo problemas con decirle a mis más grandes afectos cuando algo no me agrada de su trabajo, lo que puede ser muy bueno o muy malo.
Estoy muy familiarizada con el Aquelarre de Versos porque es un proyecto que conozco desde su gestación, pero hasta ayer no había tenido oportunidad de verlo y escucharlo en su totalidad.
El concepto consiste en realizar las capsulas radiofónicas de “Cronopios del naufragio” en vivo.
Cronopios del Naufragio es un barco que va recorriendo Latinoamérica –partió de México- y en su andar se va encontrando a mujeres poetisas, que le platican de su obra y su vida, de eso tratan las cápsulas. El título, efectivamente, tiene que ver con la obra de «Cronopios y Famas» de Julio Cortázar.
La presentación del Aquelarre estaba programada para las 7:00 de la noche en la librería “José Emilio Pacheco” como parte de las actividades de la 5ta. Feria Internacional del Libro de la Unach.
Llegué a tiempo. El público en su mayoría eran jóvenes universitarias y universitarios. ¡Qué gusto me da el verlos en este tipo de eventos!
Además de las presentadoras –Malintzin Reyes, Karla Gómez, Cinthya Vasconcelos, Lilian Cruz, Marissa Revilla- y la poeta Socorro Carranco, en el aquelarre participa: Alfredo Rasgado, el creador del concepto, y Yuri Corzo Hernández, productor.
En la presentación de ayer también participaron la cantante Arith Rodriguez y el músico, Rommel Jiménez.
Esperaba que las presentadoras estuvieran al frente del escenario, pero no fue así. Cada una se sentó en lugares distintos entre el público y se iba descubriendo cuando Alfredo Rasgado las anunciaba, pero no presentaba a Malintzin Reyes, Karla Gómez, a Cinthya Vasconcelos, Lilian Cruz o Marissa Revilla; de quienes hablaba era de las poetas mexicanas que ellas personificaban, de tal suerte que en una noche pudimos escuchar a Enheduanna, Sor Juana Inés de la Cruz, Rosario Castellanos, Pita Amor, Rosa María Roffiel, Esther Seligson y Socorro Carranco.
Alguna de la poesía de estas escritoras latinoamericanas ya las conocía, pero no las había escuchado en voz de otras mujeres, que no tienen como primer oficio el hacer este tipo de trabajo, pero que las mueve el gusto por la literatura y la necesidad de propagar el feminismo.
Nunca había escuchado tan viva a Sor Juana Inés de la Cruz, ni siquiera cuando se definió como “Yo, la peor del mundo”; Rosario Castellanos jamás me había hablado tan cerca; Enheduanna se proclamó ante mí como mujer de todos los tiempos; la poesía de Pita Amor es maravillosa y conocí por primera vez a Ana María Roffiel y Esther Seligson.
Digo con pena que no había leído la poesía de Socorro Carranco, fue mejor conocerla de su propia voz, con sus intervenciones. La primera poesía de su autoría que leyó fue “autorretrato”, antes de comenzar la lectura pidió al público: “Pero, por favor no me vean a mí porque en esta poesía salgo mejor”.
En el aquelarre también se leyó el trabajo de escritoras centroamericanas: Alaide Foppa, Delfina Góchez, Lety Elvir, Melissa Cardozo, Ana María Rodas y Silvia Elena Regalado.
Como el país invitado a la feria es Nicaragua la noche del aquelarre estuvo dedicada a Gioconda Belli, y la poeta Socorro Carranco también leyó algo del trabajo de Darisis Zamora.
Con la poesía de estas mujeres se puede conocer también la historia de los países centroamericanos: la pobreza, desigualdad social, las guerrillas y dictaduras. Pero también se puede ver: el compromiso con su país, -a ese pequeño triangulo que se pierde en el mapa, dice Gioconda Belli refiriéndose a Nicaragua; el amor, la lucha feminista.
Al finalizar la presentación en una de las sillas me encontré una poesía de Gioconda Belli que una de las lectoras había dejado, no pude entender el encuentro más que como una señal de que tenía que reconciliarme con la poesía.
Debo de confesar que era el género literario que menos apreciaba. He sido más mujer de cuentos y ensayos, por alguna razón la poesía jamás me había hablado al oído, no era parte de mi cotidianidad, no me decía tantas cosas, pero en el “Aquelarre de versos” me dijo todas juntas, me dijo “que todo, todo es posible a partir de la poesía”.