Por muchos siglos las mujeres hemos sido opacadas, invisibilizadas y subordinadas. Cuesta hacer crecer nuestro nombre, edificarlo y hacerlo florecer. Actualmente, con las redes sociales es muy habitual que muchxs ejerzan la violencia de la cancelación, menosprecian y minimizan el trabajo de la otra u otro para conseguir un beneficio propio. O se burlan de las capacidades que ellas tienen, cuestionando incluso aspectos que nada tiene que ver con lo artístico.Tal es el caso que, cuando una mujer llega a un puesto de dirección, los ataques y las reacciones misóginas y machistas crecen al por mayor. Es una bola de nieve que aumenta en cada like y comentario, despreciando pues los logros que ha conseguido y la propuesta creativa que tiene.En caso concreto, esta epidemia de opiniones sin contexto, solo es subirse al «mame» del tema, entrar a la moda de novela que ofrece el Facebook. Los desprecios hacia las mujeres creadoras no solo quedan en los pasillos o encuentros bohemios, ahora en la red social se traslada la poca admiración y respeto hacia ellas.Si bien, al cubrir actividades culturales y al proponer una agenda para medios, nos percatamos que son los hombres quienes abanderan los proyectos, los que declaran, los que se «convierten en líderes de opinión» y los endiosan. Son los hombres quienes por el hecho de ser hombres poseen una verdad absoluta y tienen un porcentaje ganado.Hay mujeres creadoras, inteligentes, admirables, apasionadas y disciplinadas con el arte que ejercen, con el oficio que ejercen, con la ciencia que aplican. De esto me he percatado en los casi siete años que llevo trabajando como reportera de cultura, en donde las he visto esforzarse el doble, donde las he escuchado, las he admirado y he conocido sus lenguajes y esos universos que nos ofrecen.