ENTONCES, ESCRIBO
Por DAMARIS DISNER
Y ahí estaba dándole palabras de aliento a mi amiga para que colocara con equilibrio y destreza, la pieza del juego ¨Jenga¨. Las contrincantes éramos ella y yo. Mi hermana se entretenía en otro juego en su teléfono celular. Raquel, nuestra amiga mutua, llevaba casi todas las partidas ganadas.
De pronto, me vi capaz de darle ánimos a otra persona, creyendo que sí podía lograrlo. Y no había sido capaz de verme a mi lográndolo. Entonces, suspiré. Llené mi pecho de orgullo propio y me vi con el control desde el centro de mi ser. Todo cambió. Con asombro Raquel comenzó a ver como me transformé en invicta. A partir de ahí no perdí ningún movimiento y ella tropezaba en varios, a pesar que seguía alentándola que sí podría. Se cansó, me pidió terminar el juego.
Ese instante lúcido me lleva a varios momentos de mi vida, cuando he sido capaz de llenar de buenos deseos a las personas que me rodean y con dificultad observo las infinitas posibilidades que también poseo. Veo, sin tela de juicio, lo fácil que es seguir participando cuando llevamos la delantera pero cuando nos sentimos vulnerables somos capaces de tirar la toalla. Confrontarnos con las pérdidas parece no ser nuestra mejor estrategia en las batallas cotidianas.
El jenga no es un juego familiar para mí pero hizo detenerme dos segundos para respirar y avanzar. Ahora, cuando me sorprendo con pensamientos estresantes, evoco ese momento, respiro y sé que puedo.
¿Por qué comparto esta pequeña anécdota el primer día de mi videocolumna ¨Entonces, escribo¨? Para no apartarme del aprendizaje, para hacerme consciente que en el nuevo formato y reto que me ha propuesto Juventino Sánchez Vera, tengo una oportunidad de retomar la disciplina de escribir cada semana, como ejercicio de autoconocimiento y valoración de lo que disfruto hacer. Ojalá, también sea motivante para quienes deseen adentrarse a la escritura terapia, publicándola o no, pero sí consciente que contribuirá a evitar pasar por los mismos sitios que intentan dejarnos infértiles.
Justo, en una columna de Héctor Cortés Mandujano, descubrí al pensador rumano Mircea Eliade, cuando hizo referencia de él. Comentándolo con Roger Octavio Espinosa, le pedí que si me ayudaba a encontrar algunos libros del autor, en formato PDF. A mi wats llegaron dos excelentes. Nunca hay casualidades en el terreno de la literatura. En ¨Mito y realidad¨ leí: ¨Conocer el origen de un objeto, de un animal, de una planta, etc., equivale a adquirir sobre ellos un poder mágico, gracias al cual se logra dominarlos, multiplicarlos o reproducirlos a voluntad¨ p.11. Eliade nos da grandes aportes sobre las hierofanías, reconocer manifestaciones sagradas en objetos o situaciones cotidianas.
Qué poderosa frase y cuánta responsabilidad lleva implícita. Definió mi propósito del taller ¨Entonces, escribo¨ y de la videocolumna. Cada lectura se hace luz en el momento preciso. Hoy platicaba con María Gabriela López Suárez, sobre la necesidad de releer aquellos libros que nos han conmovido o nos permitieron movernos a otros planos de conciencia, estoy segura que en medio de la pandemia que vivimos, sufrimos o sobrevivimos, nos darán otros aportes. O bien, volver a aquellos que dejamos a media lectura o hicimos una superflua, para hallar respuestas de lo que hoy vivimos. Ahora, que estamos limitados en nuestros desplazamientos, es necesario construir nuestro Santuario personal, adentro y visualizarlo afuera. Incluir el autoconocimiento y entender el origen de lo que nos rodea. Es tiempo del poder sobre nosotras mismas.
A menudo pienso, ¿qué es lo que me motiva a escribir y publicar? Encuentro que es no sentir la soledad de existir. Que alguien siente como yo y se debate entre cuestionamientos en busca de respuestas, no para satisfacer los egos sino para nutrir el alma. Bienvenidas, bienvenidos, al encuentro consigo mismas, mismos, en una conversación infinita. Gracias
Para ver la video columna click aquí