El Centro Social Francisco I. Madero, ubicado en el centro de Tuxtla Gutiérrez, es uno de esos lugares que han ayudado a la construcción de ciudadanía. Su rescate es el resultado del trabajo de diferentes grupos y personas que asumieron que los espacios públicos deben de ser lugares para la ciudadanía.
El edificio fue abandonado hace 12 años por las administraciones gubernamentales y también –hay que reconocerlo- por la sociedad que no exigió en ese momento su mantenimiento.
El Centro Social Comunitario Francisco I. Madero fue construido por primera vez en 1883 y fue nombrado como: Teatro Municipal, fue el primer sitio en donde se realizaron actividades culturales en Chiapas de manera formal.
En este lugar se entonó por primera vez el himno a Chiapas, se proyectó la primera película, se escuchó la voz de Toña “la negra”, es un espacio que es parte de la historia de Tuxtla.
El pasado viernes 08 de Enero el Senador, Zoe Robledo; el director del Consejo Estatal para la Cultural y las Artes (Coneculta), Juan Carlos Cal y Mayor y el presidente municipal, Fernando Castellanos Cal y Mayor anunciaron una inversión de cerca de los 27 millones de pesos para su rehabilitación.
El recurso fue gestionado por el senador Zoé Robledo ante la federación. La obra será ejecutada por el municipio, y de una vez que esté concluida será administrada por el Coneculta.
En lo personal –debo de aceptar que hay ciertos temas que si me los tomo personales y el rescate de este edificio lo es- me dio un inmenso gusto que se haya concretado la rehabilitación del Centro Social Francisco I. Madero porque eso significa un logro de la ciudadanía.
Para rescatar el edificio, el grupo gestor no realizó ninguna marcha; tampoco un plantón o un mitin con pancartas o algo parecido, lo que hizo fue algo que resultó más efectivo que cualquier método tradicional de manifestación.
Durante varios meses, todos los jueves se realizó un evento cultural en la banqueta del edificio. ¡Qué linda manera de manifestarse!
Lo que sigue…
El trabajo de la ciudadanía no debe de quedar ahí. Ahora les –nos- toca ser vigilantes de la ejecución de la obra así como la forma en que se va emplear el edificio de una vez concluida la rehabilitación.
Este sitio debe de ser dedicado a la cultura, en el que todas las expresiones artísticas-culturales ciudadanas encuentren una puerta abierta.
Es necesario que el gobierno municipal –quien ejecutará los recursos-informe de manera pública el proceso de adjudicación de la obra. Conocer de manera detallada la intervención que se le hará al inmueble y que de manera periódica informe los avances de la obra.
Cuando arreglan nuestra casa: cuidamos cada detalle, el uso eficiente de los recursos, reclamamos cuando algo no sale bien, estamos pendiente de la obra. El Centro Social Francisco I. Madero es nuestra casa, un espacio de todos y todas. Deben de ser muchos los ojos vigilantes.
Los edificios públicos son de la ciudadanía, no son propiedad de ningún gobierno en turno, ni de quienes lo administran, asumamos esa responsabilidad.