LA COSTILLA DE EVA
Por: Karla Gómez
Eva escapó de sí misma. En su piel traía enterradas todas las voces de las mujeres de su pasado. Su bisabuela, abuela y madre, que son más fáciles de nombrar y recordar. Las conoció con las manos ocupadas, haciendo alguna gastronomía zoque como el tamal de chipilín, dorando maíz para el tascalate o el pinol.
Decidió quitarse una costilla y le dolió arrancar algunos prejuicios e ideas formadas por su familia: “Las mujeres venimos de la costilla de Adán”.
Por la noche, a la edad de doce años, decidió enterrar a la Biblia, que sirvió para que las mujeres de su familia no protestaran y esperaran que un día a Dios se le ocurriera ayudar a que el abuelo dejara de ser machista.
Eva es un personaje que creo en esta columna “La Costilla de Eva”, y representa a todas las mujeres que existen en el mundo: morenas, blancas, negras, altas o bajas, delgadas o gordas, por ejemplo.
Porque con la costilla en la mano se nos permite ser autónomas, ver a la realidad con otros ojos.
“La costilla de Eva” abordará el papel fundamental de la mujer en la cultura. Chiapas tiene una variedad de cultura y tradiciones. Hoy en día el papel de la mujer en la sociedad es fundamental y necesario. Es claro que la globalización está haciendo que las mujeres trabajen afuera y dentro del hogar (como ama de casa), debido a la falta de solvencia económica en su familia.
Un mínimo porcentaje de las mujeres deciden ser artistas o conservar una cultura, que a cierta edad muere con ellas, porque los hijos y las hijas desconocen del valor ancestral de cierta práctica.
Si bien, hace falta tener un espacio enfocado a nosotras las mujeres, que informen, que denuncien y nos hagan partícipes, ya que los medios de comunicación han legitimizado estereotipos y ciertos criterios que no corresponden a todas las demandas de este sector.
En este 2015, la mayoría de las mujeres nos estamos formando bajo otro contexto. Por ello, es necesario contar con mayor espacio para visibilizar nuestras situaciones, un medio para que sea notoria nuestra voz, que registre nuestras sonoridades, ¿y gritos?, por qué no.
¡Seamos Evas!