Enis Mendoza Cruz, atemorizado por los elevadores, buscó escaleras en el edificio de la Torre Chiapas y las encontró, me explicó por dónde, no entendí. Enis de veintiún años vio a mi hija con ternura y me preguntó si a ella también la íbamos a subir. ¿A dónde? le pregunté.
-A Estados Unidos. Quiero llevar a mi bebé conmigo a Carolina del Norte, dicen que no se puede. Trabajaré en un lugar donde separan pescados y mariscos, los envían a otros países- me dijo el joven originario de Tapachula, vive en Mapastepec, tiene esposa e hija.
El jefe de su papá lo contratará por un año para trabajar en Estados Unidos y él enviará el dinero que obtenga a su esposa e hija. Hace tres años, en la Secretaría de Relaciones Exteriores, lugar donde se realiza el trámite de expedición de pasaportes, vi a otro grupo de personas realizando renovaciones de sus pasaportes, identificaciones oficiales en el extranjero, llenos de sellos. Escuché su historia. Durante la temporada de siembra contratan gente mexicana para trabajar en Estados Unidos y Canadá. Los candidatos realizan un examen, obtienen apoyo para tramitar pasaporte y VISA, una vez terminado el trabajo regresan a sus hogares en Chiapas.
Ante la falta de condiciones seguras para la inversión que produzca empleos de calidad, la inseguridad, el hambre, las personas se exponen a ser secuestradas, asesinadas por polleros… quienes logran cruzar la frontera y trabajar sin contar con documentos, pagan rentas y servicios, envían remesas, son explotados y en ocasiones al ser deportados pierden la pertenencias que adquirieron con esfuerzos durante años.
El extranjero, en general, presenta posibilidades de trabajo o estudio, para ello es necesario contar con documentación y crear una conciencia de las relaciones bilaterales como medida de fortalecimiento económico e intercambio cultural para las naciones que participen, sin que las personas expongan su vida o sean sujetos a trata y explotación sexual y laboral.
Enis me mostró su pasaporte y se fue entusiasmado, es un joven inocente, piensa que ganará Hillary Clinton, que mandará dinero a su familia. Le dije que el voto de los mexicanos en el extranjero es importante, lo felicité por el deseo de superación. No sé si encontró escaleras para descender un piso. No sé si de verdad le darán una VISA, pero lo que sí espero es que jamás se suba a la Bestia, que no viva la pesadilla americana, que nadie le robe la inocencia y la sonrisa.
Ya no le respondí que no era mi intención vivir o trabajar fuera de Chiapas, sólo queremos viajar, conocer y regresar. Espero mi hija estudie en su estado, o en otros estados de la República Mexicana, que encuentre un trabajo que le permita, si lo desea, subir a aviones, obtener becas de estudio y regresar a casa para trabajar por su México, si así lo desea.