Los seres humanos nos caracterizamos por ser tan complejos como sencillos según lo deseemos; las personas nos caracterizamos por poseer emociones y sentimientos que van formando nuestros vínculos con los demás. Las emociones son todas aquellas reacciones químicas que nos invaden ante un acontecimiento o estímulo, mientras que los sentimientos son los significados que le damos a las emociones, en sí, por ejemplo: el enojo puede derivarse en odio; del afecto, el amor; estudios buscan diferenciar cuándo ocurre una y cuándo ocurre la otra. Aunque dichos estudios no han sido precisos en cuanto a la definición de las emociones y sentimientos, lo cierto es que ambas le ponen un sabor especial a la vida.
El amor, una característica muy particular de los seres humanos, conlleva a estos últimos a ser y hacer grandes personas. Aquí no me referiré al amor fraterno, sino más bien, al amor de eros, esto es, el amor hacia la pareja. Ya que estamos en el “mes del amor y la amistad”; me gustaría hacer algunas reflexiones de tal sentimiento, puesto que estará de moda y algo comercial, y no estaría de más hacer un replanteamiento sobre cómo ha sido nuestra manera de amar, y mejor aún cómo nos han amado.
No cabe duda que es cierto cuando decimos que el amor cura, reconforta, vigoriza y nos llena de vida, que cuando amamos vemos todo diferente y soportamos con mayor fuerza las tragedias y reveces que nos da la vida.
No obstante, es muy fácil confundir el verdadero amor con otras manifestaciones emotivas que nada tiene que ver con este sublime sentimiento tal como lo es en el caso del enamoramiento, en donde, nuestra mente tiende a sobrevalorar a las personas que decimos querer y las soportamos de más por tratar de conservarlas cerca de nosotros, porque pensamos que son pilares fundamentales en nuestras vidas.
¿Qué es el enamoramiento?
Si al conocer o convivir con alguien, comienza a interesarnos más de lo que debiese, si sólo queremos saber de él o ella, si escuchar su voz es como si nos hablase el mismísimo ángel (aunque ni lo hemos escuchado) si al verlo o verla sentimos las clásicas maripositas, o se te alborota la pancita (y no es hambre) y a cada momento te metes a su Whats App para ver su última conexión, por mencionar algunos síntomas, sin duda el enamoramiento ha llegado a tu vida. El enamoramiento, son reacciones químicas que no duran más de un año. La ciencia le gusta meter la cuchara en todo, incluso en el amor, y por eso, intentando entender el mecanismo inexplicable del por qué nos enamoramos de una persona, se descubrió a la oxitocina, la hormona del amor.
Cuando dos personas están enamoradas sus cerebros liberan oxitocina. Esta hormona está directamente relacionada con la capacidad de construir relaciones saludables y a largo plazo con las personas, ya que ayuda a crear lazos interpersonales: no solo está directamente relacionado con el sexo, la oxitocina es la que nos hace la excepción a la norma de los mamíferos, que no suelen tener una pareja única sexual (aunque esto ya no sólo se remite en los animales).
La oxitocina actúa como una especie de droga para las parejas que están en una relación a largo plazo. Esto también podría explicar por qué las personas se sienten mal o se deprimen al finalizar una relación: los niveles de oxitocina bajan y el sistema de recompensa está subestimulado. El amor, por otro lado llega cuando el enamoramiento desaparece, y las sensaciones sobrepasan al simple deseo o gusto por querer gustarle a la otra persona, dar lo mejor de uno mismo en todo momento con la plena conciencia de querer tan sólo el bienestar del otro.
A veces me pregunto ¿hasta qué grado debemos de dar amor?; la madre Teresa de Calcuta decía de que cuando se trata de dar hay que dar hasta que duela, aunque a mí me gustaría imaginar que esta santa mujer se refería a las cosas materiales, ¿porque dar amor hasta que duela? ¡Qué cañón, no?..No niego que en ocasiones el amor duele y a veces mucho y es importante reconocer que existen límites afectivos, esos límites que por salud mental y emocional son buenos identificarlos para decir en caso necesario un ¡Ya basta!. Cuando ambas personas están en sus 5 sentidos con la capacidad de expresar la constante comunicación y la reciprocidad constituyen factores claves para que la flama del amor continúe viva.
En una relación de pareja, en donde, el amor completo que incluye pasión (EROS), amistad (PHILIA) y ternura (ÁGAPE) no llega de improviso, va creciendo poco a poco y siempre existe la voluntad de amar o no amar , aunque a veces el corazón se aferre y confunda a la razón volviéndose exigencia: te amo y espero lo mismo de ti probablemente no de la misma forma pero sí espero algo de ti.
Es decir, si el otro no ama de la misma manera que uno, pensamos que no nos ama, o si el otro no hace lo mismo que nosotros hacemos, decimos que no nos ama, o por lo contrario, el otro pide más de lo que le podemos dar, entonces; que esto no es amor. En este sentido, no hay que olvidar que amar, es dar y recibir en equilibrio, el dar de más te puede vaciar, y no recibir implica tu poca autovaloración para no aceptar lo que el otro te da.
El amor no se expresa ni se mide con actos de cultos al sacrificio, a la abnegación, con formas de pensar como: vivo por ti, mi felicidad es tú felicidad o peor tantito sin ti me muero o si te vas mi vida no tiene sentido ¡imagínense! La responsabilidad del otro para aguantar la inmadurez de uno quien concibe la vida en función del otro, en donde vivir sea sinónimo de no hacerme responsable de mis acciones y emociones, por eso te lo dejo a ti. En el el mundo existen más de 7 mil millones y cachito de habitantes, entonces, ¿por qué dejarse morir por uno?); y otras expresiones más que tu y yo hemos escuchado o ¿por qué no reconocerlo? a lo mejor hasta lo hemos pronunciado y lo único que han hecho es dañar nuestra autoestima y dignidad.
Por todo ello, te invitamos a este taller vivencial para reconocerte ¿Cómo eres ante este sentimiento?.
*Psicóloga y facilitadora en Talleres de Desarrollo Humano. Cel: 9671189768