He compartido mi cama con muchos escritores y escritoras y no me arrepiento. Lxs he disfrutado mucho. En mí habita un trozo de cada unx. Por ello, no puedo decidirme por alguien en particular porque me han marcado con las historias que presentan mediante la prosa poética, narrativa, metáforas y el trazo literario que emplean en el texto; o quizás por los acontecimientos sociales y políticos que vivieron.
A veces los o las aplasto, ya que suelo ser inquieta. Me traslado sin mapa en los cuatro puntos cardinales en mi cama, mientras el planeta realiza el movimiento de rotación. Llega un momento en que ellxs quedan al bordo de la orilla, sin una sábana encima, casi levitando. Sin embargo, hay quienes para evitar una arruga prefieren descansar en el piso hasta que al amanecer les doy “los buenos días”.
A ellos o ellas no les importa estos movimientos que hago por la noche, quizás disfrutan que mis ojos se adentren al mundo que me proponen hasta quedarme dormida; además no los discrimino por conservar una apariencia de los años cuarenta u ochenta por poner un ejemplo, ni tampoco juzgo que sean voluminosxs.
Este hábito de dormir con alguien creativx comenzó a principios de la preparatoria, como un modo de retiro exprés, que al pasar el tiempo terminó por convertirse en mi pequeño paraíso. Debo confesar que fui yo quien cayó en esas redes, y no la que pudo haber insinuado con movimientos tenues a cargo de mis manos.
Quiero aclarar que esta manía inició como una actividad realizada durante el ocio. De tal modo, ahora cuento con una lista de todos aquellos y aquellas que me cobijaron por días, semanas o meses, no por querer delatarlos sino para ir marcando la huella que fueron dejándome.
Si bien, he entendido que un libro no es lo mismo leerlo a una edad y posteriormente en otros años; es decir, en cada edad o etapa se disfruta de manera diferente y se hace una nueva interpretación.
Entonces, este ejercicio de leer se fue convirtiendo en una especie de retiro; destapaba el libro, sentía la textura, deslizaba una y otra vez mis dedos sobre ellxs y al hojearlo comenzaba a trasladarme, los minutos pasaban y yo me encontraba ahí, en una de las historias…
Ahora, antes de dormir me dispongo a llevar a cabo este viaje al lado de una escritora, para desaparecer juntas.