Imagen: Karla Barajas
El noticiario mostró manifestantes con capacidades diferentes (en silla de ruedas, muletas, andaderas) golpeados por agua a presión; una valla de policías dando macanazos a esas personas de algún país de Sudamérica. Un hombre en muletas cae, yo desayunaba. La humanidad muere a diario en otras partes del mundo, en nuestra casa cuando testimoniamos injusticias sin alzar la voz o meter la mano para frenarlas en nuestro hogar, Chiapas, México o el mundo. Si se observa bien tenemos denominadores comunes.
En la televisión, en los periódicos, redes sociales vemos manifestaciones y represiones a causa de la globalización política en diferentes países “…supone cambio estructural de modernización, de interdependencia y democratización… es un llamado a asumir colectivamente la parte que cada país tiene frente a los problemas mundiales. La hegemonía ideológica que trata de imponer en el planeta, las pretensiones de debilitar el derecho internacional y las intenciones de exportar supuestos sistemas democráticos diseñados y legitimados desde el exterior, aún con el apoyo de recursos financieros e inversiones militares”. (Luis Alberto de la Garza. Globalización de la política).
Aparecen así otros denominadores en la ecuación; el uso de armas contra manifestantes en condiciones desiguales. La llegada de militares, paramilitares y policías federales a las zonas inconformes, mientras los feminicidios, desapariciones forzadas, trata de personas, narcotráfico… aumentan. El crimen organizado está en las altas esferas, la policía golpea maestros, desaparece estudiantes…
Se puede alzar la voz, insultar, ningunear al presidente y al sistema, como reflexiona Leopoldo Luis García, “gritar no nos salva cuando estamos jodidos. Nadie habla de la libertad de hacer (al menos no hablan tanto)” opina.
Los deportistas de alto rendimiento son embajadores de nuestros países, se manifiestan contra la corrupción y faltas de apoyo, como Rommel Aghmed Pacheco Marrufo, quien ganó la medalla de oro en la prueba de trampolín, en la Copa del Mundo realizada en Río de Janeiro y cantó el Himno Nacional a capela; Kseniya Ryzhova y Tatyana Firova, atletas rusas, resisten a la ley de propaganda homosexual de Vladimir Putin dándose un beso; y Feyisa Lilesa cruza los brazos sobre la cabeza al llegar a la meta y ganar la medalla de plata en los juegos olímpicos. El último de los atletas teme por su vida.
Hay niveles de represión, de dictaduras. Sabemos por el mensaje escrito en Ayotzinapa, Nochixtlán, Ostula… que vivimos en una, pero la nuestra nos permite hablar con micrófonos y cámaras en medios de comunicación no oficiales, ahí está la oportunidad para la argumentación, desarrollo de ideas, fundamento de las mismas y difusión de la información.
Por lo pronto ejerzo mi derecho a expresar opiniones, valorar, dimensionar y luchar por mi libertad de consumo ideológico, de transmisión de ideas a mi hijo e hija; respeto y valoro a quienes argumenten, desarrollen ideas aunque sean distintas a las mías.
Terminé el desayuno. Con el café de medio día y echar una vistazo a la resistencia modesta, a la radical coexistiendo en un mismo estado, me devolvió la esperanza en que hacer y decir servirán para algo.