I
Me gustan sus ojitos pequeñitos, negros, su incapacidad para quedarse quieto. Supongo que a muchas mujeres nos cautivó con su belleza y agilidad. Le dicen Picaflor por obvias razones, pasa libando flores de una en una, acercándoles el piquito, y el corazón se le acelera 1, 200 veces por minuto cuando pasa cerca de ellas. Su corazón siempre está acelerado, unas doce veces más rápido que el mío.
Llegaba seguido a mi jardín, él corazón se me apresura al obsérvalo e imaginarlo cada mañana besándome el dedo índice previamente mojado en mil. ¿Para qué necesita el colibrí libar en otros lados si me tiene a mí?
Sembré para él sábilas y esperé a que sus flores tubulares llenaran el jardín y entonces me viera contemplarlo y se quedara conmigo, pero el alma de un colibrí es enteramente libre y cuando lo quise enjaular huyó.
II
Ayer encontré al colibrí traidor en el patio de al lado. Me dio un coraje verlo cerca de la ventana donde el también picaflor de mi marido libaba un vino con mi vecina.
III
Amor es sentir cosquillitas en la panza. Conversación de dos ingenuas flores rondadas por mariposas, abejas, y un colibrí; en las jardineras del Parque Central.