Nos olvidamos del momento presente y vivimos estancadas en el pasado y obsesionadas con el futuro que no llega, por más esfuerzos que hagamos para alcanzarlo.
Vivir en el pasado obstaculiza el crecimiento personal de cada una de nosotras ya que pensamos constantemente en lo que dejamos al llegar aquí, principalmente en los bienes materiales que se pierden, y nos olvidamos de buscar ese crecimiento personal, para entender el para qué llegamos a este lugar, cómo podemos cambiar o mejorar nuestra condición actual seamos o no, culpables del delito que se nos acusa.
Por otro lado, el futuro es una eterna espera por el día tan anhelado de salir en libertad, y nos olvidamos hasta de brindar ese aliento de fuerza y ánimo a nuestra familia por estar amargadas por los malos resultados de nuestro proceso.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué olvidamos vivir este momento, el hoy, que es lo único cierto?
El pasado ya fue y el futuro es incierto, lo único que tenemos es este momento es el presente. Vivamos y luchemos por construir la unidad y cooperación como mujeres luchadoras e incansables de causas perdidas.
“La cárcel se vive, no nos vive la carcel” nos repetía constantemente una companera, y vivió como si no estuviera en este lugar, todos los días decía: “Un día más para nuestras vidas y un día menos en la cárcel”. Ella tuvo la esperanza de salir y aprendió que cada problema es una oportunidad para ofrecer mil soluciones y juntos y en familia salir adelante ante cualquier adversidad.
Valoremos la libertad que hoy tenemos y hagamos todo lo que esté en nuestras manos para acabar con las cárceles y demonios internos que nos conflictuan desencadenando problemas sociales que como conclusión tiene la “cárcel física”.