Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | México, DF.- 29/06/2015
“Estoy convencida de que sólo el pueblo va a cuidar al pueblo”, dice con voz cálida Nestora Salgado García, mujer migrante, ex comandanta de la Policía Comunitaria (PC) de Olinalá, en el estado de Guerrero, y ahora presa por realizar labores de seguridad en su localidad.
El 21 de agosto de 2013 comenzó la ofensiva policiaca y militar contra la PC de Olinalá; ese día el gobierno estatal y federal desplegó un operativo con el que detuvo a más de 40 policías comunitarios, entre ellos a Nestora, quien en un primer momento fue acusada de crimen organizado y de la privación ilegal de la libertad de tres adolescentes.
La mujer, de ahora 43 años de edad, fue detenida por el Ejército, entregada a la Marina, llevada a Chilpancingo –capital del estado–, después al puerto de Acapulco y al día siguiente trasladada en avión al penal de máxima seguridad de Tepic, estado de Nayarit, donde permaneció hasta el pasado 29 de mayo.
Luego –tras la presión internacional y ciudadana–, fue reubicada en el Centro de Readaptación Social Tepepan, al sur de esta capital, a fin de que fuera atendida por su deteriorado estado de salud, tras haber iniciado una huelga de hambre que duró 31 días en protesta por su encarcelamiento.
Para ella la verdadera razón por la que está en prisión –dice en entrevista con Cimacnoticias desde el penal– es ser policía comunitaria, y pese a ello asegura que en una entidad convulsa, marcada por la corrupción, el abuso de poder y el crimen organizado, como es Guerrero, la única opción es la autoorganización de la gente.
Serena, jovial, de buen humor, sentada en un banquito junto a su cama, en una amplia habitación color crema en el Hospital General Torre Médica Tepepan, conversa con esta agencia, a quien narra que desde el 27 de octubre de 2012, cuando aceptó formar parte de la PC, “buscó justicia y no la fama”.
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