Término originalmente derivado de la palabra Patriarca, se utiliza desde la década de los 70 para hacer referencia a una estructura de organización y dominación sexo-género en la que los hombres tienen autoridad y poder, mientras que las mujeres son privadas de sus libertades, derechos, poder económico, social o político. Gerda Lerner (1986) definió al patriarcado como: «la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños/as de la familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en general». Esta estructura suele ser inherente a sistemas de liderazgo en ciertas Iglesias como las ortodoxas griega y rusa.
Los estudios realizados por las ciencias sociales confirman que en México el patriarcado aún prevalece en la relación entre mujeres y hombres, en la familia y en otros espacios de interacción social y política. Por lo tanto, el uso del término en este contexto se puede ver como una denuncia de las situaciones injustas, con el fin de lograr una sociedad igualitaria libre de violencia.
En últimas, el patriarcado se refiere a un modelo social en donde los hombres tienen privilegios y autoridad sobre las mujeres. Esta situación se refleja en varias culturas, como la mexicana donde aún se observan prácticas machistas que limitan el desarrollo pleno tanto de hombres como mujeres. Es por eso que resulta importante promover la igualdad de género para crear un mundo mejor. La lucha por los derechos humanos ha de ser siempre una prioridad para todos los países del mundo.