Por: Karla Gómez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- En la comunidad zoque de Tuxtla Gutiérrez, a través de toda la Historia, las mujeres han estado presentes activamente en la Mayordomía zoque, aunque los papeles que tienen asignados están relacionados con el ámbito doméstico.
En cada celebración de esta comunidad, las mujeres se encargan de preparar la comida, como el molito de nuwijuti o niguijuti que es elaborado con carne de puerco, jitomate, chile de chimborote, y se acompaña de frijoles y agua de chile.
En entrevista el danzante Juan Ramón Álvarez Vázquez informó que los hombres son quienes reparten la comida, visten a los santos y arreglan el altar, pero no por una cuestión de género, sino porque cada uno cumple una función importante.
Danzas (bailes)
Las danzas o bailes están presentes en cada celebración de la comunidad zoque, aunque se tiene la creencia que las mujeres no pueden participar porque «son impuras», ya que cada danza es un ritual de fertilidad a la tierra, aunque aclaró Juan Ramón Álvarez Vázquez que “esas prácticas suceden en todas partes de Mesoamérica y varias partes del mundo”.
Abundó que en la danza del Carnaval, participa una niña y en el Suyuetzé (Baile de las viejas) son hombres y mujeres vestidas de mujeres ancianas porque no ponen en riesgo al ritual.
En esta danza que inicia tres días antes del miércoles de ceniza, las viejas danzan en sentido contrario a las manecillas del reloj, bajo los sones del Carnaval que es ejecutado por piteros y tamboreros.
Las viejas visten una naguilla y hupil, y cargan un garabato que “representa un arma que defiende al sol, e instrumento de trabajo”, indicó el maestro ramilletero Sergio de la Cruz.
El danzante dijo que en la danza donde participan las mujeres es en la llamada Tonguyuetzé, porque está relacionada con el antiguo cabildo indígena zoque, donde los priostes y mayordomos funcionaban como cabildo y sus esposas bailaban.
Agregó que en el Yomoetzé (Baile de las mujeres), se realiza para celebrar a la Virgen de la Candelaria, porque está relacionada con la fertilidad de la mujer, con el ciclo agrícola. “Ellas se han dedicado siempre a la siembra interna de las hortalizas, como el chile, el chipilín, el tomatito que crece en el patio de la casa y las hierbas de olor”.
Refirió que la danza Yomoetzé cumplía una función importante, porque las muchachas jóvenes eran en su mayoría panaderas, y con su falda colorada y camisa, collares y aretes, iban a danzar para la madre santísima. “La fiesta de Candelaria lo agarraban como una forma social de interactuar, donde eran vistas por los muchachos”, abundó.
Ramilletes (joyonaqués)
Para la elaboración de los ramilletes se necesitan hojas de mango y de chuy, “palenque” (corteza de lirio), pétalos de varios colores así como de flor de mayo.
En los ramilletes se pueden dibujar figuras prehispánicas, como el sol, la luna, la estrella, el viento y el remolino; pero también se incluyen símbolos católicos como la paloma, la cruz, el calvario y el gallo.
Señora ramilletera
Elena Mundo quien lleva más de diez años haciendo joyonaqués compartió que aprendió a hacer ramilletes porque siempre acompañaba a su esposo a la elaboración de joyonaqués y él le decía cómo hacerlo.
“Primero empecé con los ‘cigarritos’. Pero tiempo después lo aprendí a hacer. Yo no hago dibujos. Me da una alegría, asistir y ver a todos los amigos”.
Dijo que su esposo era zoque, y aprendió de esta cultura gracias a él, pero desde que murió ahora sale sola, ya que a sus hijos no les gustó seguir con estas tradiciones.
Por su parte, Clarisa Abarca, estudiante del cuarto semestre de la licenciatura en Lenguas con Enfoque Turístico, dijo sentirse atraída por la elaboración de los ramilletes, ya que los ha visto en fotografías.
“Se me hizo interesante aprender, saber qué flores se utilizan para hacer un ramillete y cómo acomodarlo”.
Compartió que desea seguir aprendiendo a hacer ramilletes, aunque no niega que le gustaría alcanzar el grado de ser maestra ramilletera.
Por su parte, el maestro ramilletero de la mayordomía zoque, Sergio de la Cruz, refirió que desde hace 15 años llegaban las esposas de los ramilleteros con ellos.
“Ellos les enseñaban a hacer ‘cigarritos’, que es como la forma como se inicia a hacer ramilletes, y la hoja se lo pasaban a su esposo, cuando fallecen algunos de los maestros, invitamos a las señoras para que participen en la elaboración”.
Comentó que antes no estaba aceptada la participación de la mujer en la elaboración de ramilletes, ya que se suponía que era malo, y que le echaban ojo a los ramilletes.
“Dicen que los viejitos -a mí no me tocó verlo- lo tapaban y los volteaban para que no lo vieran, era secreto”, añadió.
Destacó que debido al cambio de generaciones hay más mujeres haciendo ramilletes y jóvenes que quieren aprender al grado que ya hay dos mujeres floreadas.
“Ser floreado es un rito de transición de una categoría social a otra, y que significa que pasaron a ser parte de un grupo selecto de personas que poseen ciertos conocimientos o habilidades dignas de ser tomadas en cuenta”, mencionó el maestro ramilletero.
Actualmente el papel de las mujeres en la comunidad zoque comienza a ser más partícipe, sobre todo, en la elaboración de ramilletes, porque hay más personas preocupadas por preservar su identidad, que fue quizás heredado por sus antepasados; o aprender de una cultura que sigue preservando sus costumbres y tradiciones…