Tuxtla Gutiérrez, Chiapas- Voces encimadas, agudas, graves, risas; el sonido de la marimba y la guitarra, el olor de la carne de res o puerco recién fileteada; el escandaloso perfume de la cebolla, y la diversidad de colores de las frutas y verduras, son algunas de las particularidades del mercado “Juan Sabines”, ubicado en la Calle Central y 1ª Oriente entre 3ª y 4ª Sur, de esta ciudad capital.
Sin embargo, un espeso olor a cacao penetra entre las fosas nasales de los marchantes, se queda ahí e implora buscarlo y degustarlo, regocijarlo entre la boca mestiza.
Alrededor de 13 mujeres de diferentes edades tienen como fuente de ingreso vender pozol blanco y de cacao en este mercado, y como parte de su expansión de oferta, comercializan empanadas o tacos fritos de pollo y queso; otras más dejan que sus clientes degusten de pepino o coco, cacahuates y chile blanco .
María Magdalena Rodríguez Vázquez, quien tiene la piel de color del maíz, tiene 35 años laborando en la venta de pozol, e inició en este trabajo a la edad de 11 años, menciona que esta actividad es heredada de su tatarabuela, quienes siempre han trabajado este manjar chiapaneco en este lugar.
Comenta que este oficio le sirve como fuente de ingreso para sacar adelante a sus dos hijos de 23 y 7 años de edad.
Cuenta que inicia sus actividades en su casa a las 4:00 horas, ya que se encarga de realizar todo el proceso del pozol, desde que pone a cocer el nixtamal (15 kilos de maíz), y lo lleva al molino, para después iniciar sus labores a las 8:00 horas en su negocio.
Abunda la vendedora que cada una tiene su propio secreto en la elaboración de este producto, sin embargo destaca que ella trata de dar lo mejor con sus clientes.
Y aunque por costumbre se cree que la hora del pozol es al mediodía, las vendedoras comienzan a vender desde las 8:00 horas hasta las 17:00 o 18:00 horas, María Magdalena Rodríguez Vázquez, describe este producto como una bebida sabrosa y sustanciosa, explica que es mejor consumir el pozol ya sea blanco o de cacao que un refresco, ya que no te daña. “Es un suplemento alimenticio, vale la pena degustarlo”.
Abunda que este producto, es como todo trabajo, se le saca ganancia siempre y cuando se sepa una administrar, y que siempre se comercializa, aunque en temporada de frío se vende menos.
Añade que el pozol blanco agrio a veces se lo encargan, ya que tiene efectos medicinales y ayuda a contrarrestar los efectos de gastritis.
“El pozol blanco, lo dejas agriar tres o cuatro días, en hoja de plátano, cuando le sale la lana puedes tomarlo en ayunas el tiempo que tú quieras”.
Preocupada por su economía, señala que debido a que no llovió este año, el precio del maíz ahora está a 6 pesos, cuando antes compraba 4 a 5 pesos.
DOBLEMENTE MAMÁ
Rosa López López, tiene la piel color cacao y tierra recién mojada. A sus 58 años de edad, es doblemente mamá, ya que su hija falleció y ahora es ella quien tiene que ver por la educación y bienestar de sus nietas de 12 y 14 años de edad, ya que el padre no se responzabilizó.
Todas las mañanas se encomienda a Dios, para que sea un día bendito. Sabe que su ganancia a veces varía y que no va más allá de 300 pesos. La paila llena de masa no es más que un accesorio que ambientaliza las pláticas de sus clientes, donde en su mayoría son hombres.
EL MENEÍTO
Una jícara de pozol de cacao o blanco no pasa de los 15 pesos, por lo que una señora de 48 años de edad, comenta que prefiere gastar en un desayuno tradicional, que acudir a centros comerciales o tiendas transnacionales, “aquí está el sabor, no abandonen los mercados”.
Y aunque algunos clientes tienen prohibido consumir esta bebida, de vez en cuando lo hacen, porque no puede evitar disfrutar de este sabor. Sobre el meneíto a su jícara añade una cliente que “no es que esté pegado el musú, pero el movimiento se da por inercia”.