Mediante una llamada telefónica, la fotógrafa María de Jesús Peters Pino saluda. La imagino, como una fotografía a blanco y negro, con una sombra estilo Rembrandt. Ella aguarda pedazos de realidad a través de un lente. Ha pasado de la cámara análoga a la digital, aspectos que, sin duda, le han permitido continuar con este oficio que llegó de improviso, como un flashazo cayéndole en el rostro, mostrándole el camino de la luz y de la sombra y el color de los sucesos.
Desde hace 20 años cubre el tema migratorio en Tapachula de Córdova y Ordóñez. Cuando sale a cubrir, piensa en la fotografía y lo que quiere fotografiar sin que se pierda la naturalidad del momento. Sobre todo, analiza, para escribir la historia que será consultada por lectores.
Cuenta que eso ocurrió con la fotografía que le tomó a Fabiola, una madre haitiana y su hijo, quienes se encontraban dentro un albergue montado por el Instituto Nacional de Migración, en Tapachula, Chiapas. Pese a que le tocaron muchos obstáculos, pudo capturar el momento en donde la mujer migrante solicitaba ayuda para su hijo que estaba enfermo.
“No me permitían tomar fotos. Había un portón muy grande que ocultaba lo que pasaba adentro, yo buscaba un espacio para hacer la foto. Yo me decía, ‘si me tengo que subir me subo’. Vi que debajo del portón había algo por ver, los policías me paraban y me aventaban cosas. Fabiola, cuando me vio me pidió ayuda y gritó que su hijo estaba enfermo. Tenía mucha impotencia, pero la única forma de ayudar es tomando fotos y dar a conocer lo que pasa”, resalta.
Por esta fotografía “Crisis humanitaria rebasa a Gobierno”, obtuvo los Premios Ortega y Gasset de Periodismo, así como el Premio Nacional de Periodismo 2019, en la categoría de fotografía y el Premio a mejor fotografía por el grupo Diarios de América. Otros premios que ha tenido fue en el 2010, en la categoría amateur con Migración y Familia.
“La recompensa es que mis fotos han ayudado a resolver un problema, también para que volteen a ver lo que está pasando. El premio estimula y ayuda a continuar en esta hermosa labor y da ánimos”, apunta.
La nacida en Acapetahua, Chiapas, radica en la ciudad fronteriza de Tapachula. A ese lugar llegó desde temprana edad, la cual, le permite trasladar en una imagen la realidad y el contexto de una época. Estudió una carrera comercial, línea educativa que se alejaba de la fotografía. Sin embargo, por azares de la vida coincide con tres grandes periodistas de una agencia estatal de información, entre ellos con Juan de Dios García Dávila. Por tanto, empezó a trabajar en esa agencia.
No obstante, refiere que Juan de Dios crea su propia agencia cuando se desintegra el equipo, por ello, surge la Agencia Gráfica del Sur, cuya labor está enfocada en la fotografía misma que desempeña con gusto y pasión.
“La primera vez que usé la cámara, me dijo Juan de Dios ‘toma la cámara’. Fue en Motozintla, cuando llegaba el gobernador Ferro. Empecé a tomar fotos sin saber del manejo de la cámara. Después Juan me empezó a enseñar, fue mi maestro. Juan montó un taller a impresión de blanco y negro, y me encantaba. Yo quería estar adentro de este lugar después de hacer mis gráficas. Nos llegó la era digital y empezamos a gastar en cámaras digitales”, destaca.
María Peters empezó a aprender y también a tomar cursos con fotógrafos que no radican en Chiapas. La agencia vendía fotos a empresas nacionales como La Crónica, El Universal y La Jornada. Aunque ella fue corresponsal de Crónica, Notimex y El Universal, en esta última empresa periodística trabaja desde más de 16 años.
“La fotografía da a conocer una realidad, congela el tiempo y el espacio de lo que está sucediendo, es información que el gobierno y las autoridades quieren esconder. Sin embargo, con una gráfica, nosotras podemos decir muchas cosas y transmitir sentimiento, alegría y tristeza”, comenta.
El tema migratorio, es uno de los temas que ha documentado junto a Juan de Dios. Por ello, cuenta con series acerca del ferrocarril La Bestia, el fenómeno de las pandillas de los Maras, de migrantes que fueron arrollados por el ferrocarril y de los que permanecieron en la cárcel.
“Me tocó fotografiar que en el tren lanzaron a cinco personas. Muy triste. Mujeres que las mataban sin piedad ni misericordia. Todo ese tipo de drama lo documenté. También, las zonas indígenas de Acteal y los desplazados de Chalchihuitán, Aldana y Oxchuc; a las mujeres de Zinacantán, como textileras y tejedoras. He estado en Guatemala por el volcán de fuego, en las cárceles de Guatemala, en enfrentamiento y en marchas. En 2018, me tocó que me dieran la primera pedrada cuando ingresó la primera caravana. Me arrastró el río, el agua me llegaba hasta el pecho, los migrantes y los policías en el puente se enfrentaban, siendo mujer yo estaba ahí”, sostiene.
María Peters subraya que por el hecho de ser mujer te discriminan y no te dejan ingresar a un lugar donde hay enfrentamiento. Ya que le dicen que no puede pasar, aunque sus compañeros sí pueden acceder y realizar su trabajo. “Y dices, si están pasando ellos por qué yo no puedo».
“Había una demostración, yo decidí hacer las fotos desde arriba del helicóptero. Los paracaidistas se iban aventar. Cuando me tocaba el turno no querían que me asomara y tomara la foto por el hecho de ser mujer. Estuve cubriendo en el 2005 con siete meses de embarazo cuando sucedió el fenómeno del huracàn Stan, tenía que subir en helicóptero o trasladarme en lancha a una comunidad. Cuando me alivié, a los 20 días me mandaron a cubrir. Para una mujer es difícil porque eres madre y tienes que atender a los hijos, eres mujer. Hay una gran responsabilidad. Es muy difícil, sobre todo, destacar un poco en este medio”, argumenta.
Además, cuenta que ha habido momentos que ha recibido agresiones como en Motozintla, cuando los sacaron del hotel y golpearon a Juan de Dios.
“En algún momento me han querido despojar de mi cámara con algunas personas en San Cristóbal, cuando cubría una manifestación y empezaron hacer destrozos y encapuchados querían quitarme la cámara. Trato de no tener miedo. Tienes un poco de temor cuando estás sola y no es permitido que te quiten tu trabajo”, añade.
María Peters está llena de imágenes, es una cámara andante, un ojo que todo lo ve y lo ilumina al depositar lo que es y lo que existe en un instante. Recomienda a las mujeres salir adelante y decidirse por lo que quieren, como ella, que en la entrevista deja claro que la cámara fotográfica no tiene género, solo un par de ojos con la necesidad de contar lo que pasa en este siglo XXI.