Por: Karla Gómez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas,.- Astrid Breiter, es hija, hermana, madre y también ilustradora. Sus cabellos son pequeñas pinceladas que se unen para formarla. Tiene 28 años, y en su sangre hay pintura, colores y rastros alemanes.
Salida de alguna historieta japonesa, la tapachulteca, con una voz firme, dice que de niña siempre le gustó dibujar, «dibujaba sirenas-cíclopes, sólo tenían un ojo, no recuerdo por qué las dibujaba así, quizás, inconscientemente lo hacía porque lo vi de alguna mitología. En esa época no tenía amigas», comparte. Define esta actividad como la expresión que tiene en poner el corazón, la mente y las manos en coordinación y crear algo.
Hoy día porta sus obras en su piel, ya que se ha tatuado a Aghata bebé conejita (personaje creado para la línea infantil de historietas que realiza), colocada arriba del pecho; Aghata OVNI en el antebrazo; «Oh Chiapaneca, mi amor», en el brazo izquierdo; y su apellido enterrado al lado del corazón, para que no se olvide de su raíz.
Cuenta que cursó tres semestres en la licenciatura en Ingeniería Ambiental, pero que decidió inscribirse a la licenciatura en Artes Visuales de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, de donde egresó, y comenzó su trayectoria en el 2010.
Cuando recién inició a sacar obra, no sabía a quién dirigirse. Aunque indica que debido a que sube sus creaciones al Facebook, por suerte siempre ha habido gente que se ha acercado a ella y le dice que le gusta su obra y la invitan a exponer.
Ha expuesto en Chiapa de Corzo, Cacahoatán, San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez. Actualmente es «Caleidoscopio», Galería Taller, quien maneja sus obras.
De la serie «Sigan a las sirenas».
CENSURAS
Esta joven ilustradora quien trabaja la línea de erotismo en sus series de ilustraciones: «Sigan a la sirena», «Cartas a Josefina» y «Oh Chiapaneca, mi amor», aborda el papel de la mujer en el acto sexual. Sin embargo, por la serie «Oh Chiapaneca, mi amor», fue censurada por haber utilizado el traje tradicional de Chiapa de Corzo.
Como parte de la difusión que realizan los propios artistas sobre sus obras, Astrid Breiter comparte que subía en páginas de Internet sus ilustraciones, pero alguien le bloqueaba las páginas o la hackeaban, «quizás es un admirador secreto», apunta.
Dice que hace erotismo para desenvolver más el papel de la mujer, «algunas de las mujeres se identifican con mi obra, es anécdota de otras personas. Es muy padre que te digan que se identifican porque le están dando una lectura diferente», agrega.
NO SÓLO EROTISMO
Cuenta que a su mamá le «sacaba de onda» las imágenes que creaba, ya que es muy reservada. «Alguna vez peleamos, me fui a San Cristóbal de Las Casas, y le dejé un mensaje diciendo que no matara mi sueño, porque que es de lo único que vivo. Después, en las exposiciones le daban buenos comentarios sobre mi trabajo artístico, y desde ahí comenzó a apoyarme».
Imágenes: Cortesía Astrid B.
TAMBIÉN ABORDA EL ÁREA JUVENIL
Menciona la artista que uno de sus objetivos es crear una historieta juvenil enfocada en la línea Ágata «Las Aventuras de Ágata», tipo Sailor Moon.
«Lo hice cuando mi madre y mi hija se empezaron a distanciar, por el erotismo, teníamos que unirnos como equipo. Mi hija quien tiene ocho años también dibuja, toca guitarra y toma fotografías».
Astrid Breiter dice que le hubiera gustado ser veterinaria o arqueóloga, pero desde niña no hace más que dibujar. Durante la entrevista, la ilustradora sonreía, atrás de ella la acompañaban todos los dibujos que ha creado, y que en una hoja blanca cobran vida.