Siempre se sintió atraída por la danza. Desde la etapa del kínder era de las que levantaba la mano para ser tomada en cuenta en los ensayos de una coreografía y salir en bailables folclóricos, actividad que de manera inconsciente fue reflejando el inicio de una vocación.
Martha Elena Mercado Bocanegra, está por cumplir 23 años en el mes de abril y ha egresado de la licenciatura en Danza del Centro de Estudios para el Arte y la Cultura de la Universidad Autónoma de Chiapas. Actualmente, forma parte del grupo de danza contemporánea Meridion Errante.
Tiene una voz suave y dulce, mide 1.55 centímetros, el cabello lacio, largo y negro, como si trajera la selva con ella, el canto de la naturaleza y los ríos, y todos esos movimientos de su ciudad de origen que se aprecian cuando ella baila. Dejó Palenque para estudiar Ciencias de la Educación con terminal en Psicología Educativa, en la Universidad Valle de Grijalva, de la cual también se graduó. Sin embargo, un día la danza la encontró e hizo de ella una persona sensible y pese a no venir de una familia en donde se hayan dedicado a este arte, la danza se convirtió en un “estilo de vida”.
—Yo no sentía que estaba completa. Hice danza folclórica desde el kínder, pero cuando cursé en el Cobach, en Palenque, bailaba pero no salía en escenario, era raro, me gustaba pero lo hacía para mí, no para que la gente me viera, (ríe). Ahora la danza cambió mi visión. Cuando vi que estaba la carrera, dije “es mi oportunidad”. Le comenté a mi mamá que quería estudiar otra cosa, aunque sinceramente al principio no lo veía como una profesión. Pese a esas ideas que tenía me hacía sentir bien. Entré sin bailar ballet ni contemporáneo, sólo danza folclórica, con el tiempo y la carrera cambiaron las cosas y la visión que tenía sobre esto, pasó de ser un hobbie a una actividad profesional. Este es mi compromiso: va más allá de querer bailar, es parte de mí, me cambió totalmente, me volvió una persona sensible.
Mathy (como le dicen las personas allegadas) resalta que todos hacemos danza:
—De alguna forma hacemos danza desde el momento en que nos levantamos, vamos al baño y nos cepillamos; es una rutina, todo el tiempo estamos bailando, es un ritual.
Esta joven bailarina, que tiene como línea de ejecución a la danza contemporánea y la considera como un todo: la vida, comenta que su cuerpo fue quien se encargó de acoplarse a esta línea, “no podía obligarlo al ballet”.
—Hubieron varias clases de contemporáneo donde teníamos que explorar un poco la naturaleza, de sacar emociones y energías que tenemos en el cuerpo. Con eso me caía el “veinte” que las emociones afloraban, y me decía a mí misma “por eso estoy acá”. Asimismo, ha participado en diversas coreografías, como: “Los Nadie”, creación de Edith Toledo; “Fuego”, del Proyecto Integrador a cargo de la maestra Sheila Rojas; así como otras que tienen como peculiaridad a una mujer en todos los cuadros de baile: “Larga Noche en 500 años”, coreografía de Juan José Morales, que aborda el tema de los zapatistas y se presentó en el Encuentro de Danza en Xalapa, Veracruz en el 2016; siguiendo ese mismo eje, en “Los Invisibles”, coreografía de Jesús Herrera, en el Encuentro de Danza en Xalapa, Veracruz en el 2016, consiguiendo esta coreografía una mención honorífica.
—Entonces, estas dos coreografías me demostraron la idea de la fortaleza de la mujer.
Sin embargo, su trabajo coreográfico -realizado bajo la guía de la maestra Sheila Rojas- fue visto durante la ceremonia de graduación, en el teatro “Belisario Domínguez” ubicado en la ciudad de Comitán de Domínguez, ya que presentó por primera vez la pieza “Aquí”, en donde ella también fue bailarina, y se acompañó de la canción “Sabor a mí” interpretada por un saxofonista, estudiante de la licenciatura en Jazz y Música Popular de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
—En ese tema reflejo que las mujeres somos sensuales por naturaleza, pero también somos fuertes, dando otra versión de esos estándares que tiene la vida, donde el hombre lo es todo. Muestro que tenemos nuestro lado sensual y una fortaleza que nos caracteriza.
—¿Qué movimientos te gustan como bailarina?
—Me gustan los movimientos con algo de soltura y fuerza. Tengo la idea de que la mujer es muy fuerte, en la danza he encontrado que podemos hacer cosas que los hombres hacen, cargar, deslizarnos…
—¿Un bailarín tiene un horario para bailar?, ¿a qué hora le gusta bailar a Mathy?
—Me gusta bailar más en la noche: seis, siete u ocho de la noche, horario donde la mente está tranquila, donde se disfruta cada movimiento.
Martha Elena Mercado Bocanegra, considera que la danza o la cultura como tal no ha sido parte de nuestra educación como mexicanos, ya que “no lo valoramos como tal”, además de que falta educar al público. Debido a esto, resalta que se debe valorar lo que se hace en Tuxtla en cuestión de las ramas artísticas, ya que cuando ella llegó a esta ciudad dijo “lo hay todo” tomando como referencia el lugar donde venía, aunque está consciente que a comparación de otros países está muy limitado.
Pese a extrañar a la Selva, a Palenque, a la tranquilidad de su ciudad, esta joven bailarina dice que la danza es un mundo, “porque puedes partir de cualquier objeto y emoción”. Y aunque no se fije una meta y se vea bailando en otro país, tiene como propósito ser una persona fuerte y valiente que lucha por cada proyecto que toma.