Por: Gabriela Montoya
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.- Originaria de Oaxaca pero con sangre chiapaneca, Valeria Valencia Salinas es una de las pocas periodistas feministas en Chiapas. “Soy una mujer que al igual que tú le apasiona el periodismo y todo el mundo de la comunicación” comenta, mientras en San Cristóbal comienza a llover nuevamente.
En Chiapas ha vivido en dos ciudades: Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de Las Casas, la primera ciudad ha sido donde realizó sus estudios en la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y trabajó en gran parte en la prensa escrita, mientras que en San Cristóbal es el lugar donde le nació el gusto por la comunicación.
NACE UNA PERIODISTA FEMINISTA
A los 13 años por cuestiones de trabajo de su padre, junto con su familia salen de Oaxaca para vivir 2 años en el D.F y posteriormente casi un mes antes del alzamiento zapatista llega a San Cristóbal. “Para mí es un orgullo haber nacido en Oaxaca, lo que me ha dejado a mí ha sido el gusto por la comida es algo que extraño de Oaxaca”.
Fue durante el movimiento zapatista cuando Valeria conoció al periodismo primero con personas del medio y después leyendo los periódicos “Fue una etapa muy bonita de mi vida estaba en la prepa y empecé a leer muchísimo sobre política, zapatismo, sobre todo lo que estaba pasando porque yo sabía que era un momento histórico que me tocaba vivir y mi papá siempre ha leído periódicos, entonces periódico que me llegaba a la mano yo me lo devoraba”, es allí cuando en ella nace la idea de convertirse en fotoperiodista, sin embargo; para poder estudiar esa carrera necesitaba mudarse a otro estado así que investigando licenciaturas parecidas al Fotoperiodismo decide irse a Tuxtla a estudiar Ciencias de la Comunicación.
Cuando cursaba el quinto semestre se le presenta la oportunidad de trabajar como reportera en el periódico Expreso Chiapas “en ese entonces estaba considerado como un medio crítico y fue bien bonito porque cuando yo estaba en la prepa era esa mi aspiración, trabajar en un medio crítico y cuando se me presenta la oportunidad dije: qué padre es mi sueño hecho realidad”.
Trabajar en CIMAC NOTICIAS ha sido de las experiencias que más la marcó en su carrera profesional “yo decía: quiero trabajar ahí aunque no me paguen porque sabía que era una agencia con pocos recursos económicos” y así fue como durante una de las visitas de Sara Lovera a Chiapas, en ese entonces la directora de CIMAC, se acercó a ella para pedirle trabajar con en la agencia “le dije: Sara, quiero trabajar en CIMAC aunque no me pagues y ella muy amable me dijo que sí y de ahí comencé a trabajar el periodismo con perspectiva de género, para mí fue un gran honor trabajar con grandes como Sara, Erika Cervantes, Lucía Lagunes que ya tenían una experiencia larga, nos daban talleres nos daban mucha capacitación y ningún medio, o al menos aquí en Chiapas excepto Enheduanna, ningún medio te da esa capacitación periodística y ahí la recibí”.
Fue ahí su primer encuentro con el feminismo y con la posibilidad de poder mezclarla con su profesión. Este camino no lo empezó sola, inició acompañada de Paty Chandomi y Sandra de los Santos. “Recuerdo que luego los compañeros reporteros de aquí nos decían: ustedes feministas ya no nos quieren porque somos hombres! y ese tipo de críticas por que nosotras insistíamos mucho en esto del periodismo con perspectiva de género y lo veían como algo muy radical como algo muy excluyente, cosa que no es así”.
Al principio había dentro de ella una cierta resistencia de confesarse y aceptarse como feminista “yo decía: primero soy periodista y ya quizá después voy a hacer feminista” tal vez porque su primer acercamiento fue con grandes feministas, que comparado con lo que a sus veintitantos años ella había vivido, hacían cosas radicales que espantaban a cualquier joven de esa edad. “Ya después fui empezando a leer a las teóricas y me comencé a identificar con ellas y fue que me afiancé de las lecturas y convencerme de que era la única filosofía con la única con la que yo me siento identificada, con la que me siento bien, que me entiende como mujer”.
Fue así como nació una periodista feminista más en Chiapas: “empiezas a ver al mundo de otra manera, cuando empiezas a entender esto del feminismo y dices la mitad del mundo ha sido excluido y en esa mitad estoy yo, entonces dices ¿Qué voy a hacer? ¿Qué puedo yo hacer desde mi oficio? ¿Qué puedo hacer para que sea diferente, para que no sigamos siendo las excluidas las rezagadas?
Foto: Osiris Aquino
UN SEGUNDO AIRE
Actualmente Valeria tiene 37 años, es madre soltera de una niña de 7 años de edad, trabaja en medios como Mirada Sur y Enheduanna y está viviendo lo que ella llama “un segundo aire”. “Cuando me embarazo y tengo a mi hija yo tengo que decidir entre seguir con el periodismo o dedicarme al cuidado de mi hija y bueno, afortunadamente las circunstancias en ese entonces me permitieron dedicarme a la crianza de mi hija”.
Aunque ella adoraba el periodismo no dudó en dejarlo por un tiempo, darse un receso y para ver crecer a su hija, estuvo 4 años sin hacer periodismo; dos años más tarde se integró a la docencia, que es un trabajo que le permite estar más tiempo con su hija. “El periodismo no te permite estar con tus hijxs eso es algo que lo tengo muy claro, yo creo que desafortunadamente es algo que vivimos las periodistas y en general todas las mamás trabajadoras, el tener que conciliar la cuestión laboral con la la maternidad”.
Trabajar en la docencia no fue ni ha sido impedimento para que dejara de luchar desde su trinchera por las mujeres, por lo cual en cada una de las materias que ha impartido, en universidades y preparatorias, ha desarrollado temas como el lenguaje incluyente así como también ha impartido materias como Periodismo de género. “En periodismo, es la palabra la que se maneja, es la herramienta principal y yo hago mucho énfasis en hacer visibles no solamente a las mujeres sino a todos los grupos que han sido excluidos socialmente a través de toda la historia… he tratado de decirle a mis alumnxs cuando escriban dense cuenta que existe un universo muy grande y que no solamente existe blanco y negro, que hay una gama de colores”.
En algunos casos ha tenido éxito y ha logrado generar conciencia entre sus alumnxs y en otros simplemente no ha podido encontrar el método aun de poder quitar el lenguaje masculino y aplicar un lenguaje incluyente “resulta difícil pero yo lo entiendo, vivimos en una sociedad que todo el tiempo está excluyendo y los jóvenes son el reflejo de nuestra sociedad, en ese sentido los docentes tenemos mucho qué hacer, mucha labor porque no solamente es enseñar a-b- c sino que ellos se den cuenta de la diversidad cultural y humana”.
Estar en la docencia le ha sumado una alegre experiencia más en su vida, sin embargo; hace algunos años tomó la decisión de regresar a lo que ha sido su más grande pasión y desde entonces la hemos tenido nuevamente en las filas del periodismo feminista. Algunas veces la podemos encontrar en conferencias, entrevistas, reuniones de trabajo y eventos con su fiel compañera, amiga, asistenta, pero sobre todo su hija quien la acompaña y comparte la experiencia de talachear al salir a reportear. “Hasta a el día de hoy es algo complicado porque es un trabajo que no tiene horario, no tiene vacaciones y puedo hacer el doble del papel de madre y de reportera con el apoyo de mi familia que es algo que me permite seguir en esto”.
Finalmente Valeria agrega unas palabras haciendo una reflexión sobre sí misma:
“Me gusta mucho este término de Enheduanna y me siento como una mujer, ya casi a sus 40 años, que está viviendo una segunda etapa, el haber regresado a San Cristóbal y estar más de cerca con el periodismo me ha permitido vivir una segunda etapa y volver a reencontrarme, reinventarme ya como madre soltera, otra vez como periodista, como mujer y darme cuenta que no es lo mismo tener 20 años, ser soltera, no tener hijos a tener ya toda esa responsabilidad que no solamente es familiar sino social.
«Yo considero que como periodismo feminista somos el único portal, Revista Enheduanna el único medio que se declara feminista, o hasta el momento que yo sepa. El estar en un colectivo de mujeres, donde hay desde muy chavitas y personas de mi edad y de otros oficios, para mí es muy enriquecedor, es de mucha formación y quizá sea algo que también me ha dado mucha fuerza, encontrar en mis amigas y en las mujeres esa fuerza; tener fuerza femenina a mi lado y revalorarme como mujer y revalorarlas también a ellas como mujeres, como amigas, como madres, compañeras de todo, yo creo que así me puedo definir en estos momentos, que estoy viviendo mi segundo vuelo, que es muy bonito y estoy agradecida a la vida por esta nueva etapa y estos nuevos aprendizajes que me está permitiendo conocer y vivir”.