Por: Ana Victoria C. S
Las tradiciones son lo que caracteriza y lo que da identidad a un pueblo, a un país; dentro de los sones característicos de México, existe uno que conjuga con gran presencia la poesía en décimas por voces de campesinos y emigrantes, el zapateado y las topadas, un jolgorio de controversia entre dos trovadores y músicos que actualmente dura hasta 12 horas; me refiero al género del Huapango Arribeño que se origina en el noroeste de Guanajuato, Querétaro y la zona media de San Luis Potosí.
Es así que les comparto una de las tantas experiencias con el Huapango Arribeño que han marcado mi ser, sintiendo la otredad y el sentido de la identidad.
La fiesta se realizó en San Martín Tepetlixpan, localizado en Cuautitlán, Izcalli; uno de los municipios del estado de México. Evento a beneficio del 33 festival del huapango arribeño de Xichú que dará inicio del 29 de diciembre del 2015, llevándose a cabo una topada que empieza el 31 de diciembre para acabar el 1 de Enero.
Ya daban las 9 de la noche y la gente seguía llegando, las señoras con sus señores, los jóvenes y los adultos mayores. Comenzó la música para dar vuelo al baile con la bota, la zapatilla y el huarache; don Julián, bailador de toda su vida, zapateó desde el inicio hasta el amanecer y como diría él mismo: bailar es mi necesidad de expresar lo que siento en el corazón.
Las voces, las guitarras huapangueras, los violines, las palabras y el zapateado encendieron la llama de la tradición.
Los acordes empezaban
y el violín se hizo presente,
iba llegando más gente
mientras otros zapateaban;
“El aguanive” tocaban
con un estilo de azteca
hermano de la mixteca
en jolgorio musical,
quien dio inicio al festival
fue la Nostalgia Huasteca.
La segunda agrupación
subió para dar batalla,
crearon emoción que estalla
con el baile y la canción.
Tocando de corazón,
sentimos viento montano
conjugándose lo urbano
“fandanguito y tortolita”,
disfrutarlos nos incita
el vivaz Gorrión Serrano.
Un festín de tradición
música, palabra y canto,
más que llevar al encanto
hay conciencia y reflexión.
De Xichú bajó un León
para hablarnos de la tierra,
de lo que aquí se soterra…
Don Guillermo el trovador,
Doña Chave con fulgor
Y los Leones de la Sierra.
La noche se iba alejando,
música hasta la alborada
siguiendo con la versada
y todavía zapateando.
El fin ya se iba acercando
junto a grandes huapangueros,
conocedores viajeros
de la palabra y su son,
con el ritmo y la emoción
continuaban Los Trineros.
Mónica, Tulia y Patricia
son briosas guanajuatenses,
orgullosas xichulenses
forman un trío que propicia
a gozar de la noticia,
porque éstas tres hermanas
han luchado cual troyanas
por mantener la tradición,
femenina agrupación
Las Palomitas Serranas.
Puebla, Puebla. 24 de Noviembre 2015
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