Por: Elizabeth Patricia Pérez
Indudablemente todos vivimos una vida diferente, una vida singular y única, sin embargo, existen generalidades impuestas socialmente, y quienes no cumplen dichas características suelen denominárseles “familias disfuncionales”. La pregunta sería ¿Qué es funcional?. Más que hablar de una funcionalidad, deberemos emplear que de algún modo u otro, todos somos y crecemos en familias diversas, y entre esta diversidad, la familia que tiene un integrante en situación de discapacidad, tiende a vivir muchas circunstancias que afecta de manera indirecta o directa a todos quienes la conforman.
Ya se ha mencionado que en términos conyugales la pareja deja de serlo y pasan a enfocarse en el hijo@de una manera estrecha que comienzan a olvidarse de sí mismos tanto en lo individual como pareja, y en donde por supuesto, es la madre quien asume el papel de cuidadora, olvidándose de su propio autocuidado.
Los hermanos de los niños con discapacidad también sufren una serie de emociones y cambios de vida, ya que muchas veces recae sobre los hermanos mucha responsabilidad hacia el niño con discapacidad, lo que hace que su postura en el desarrollo social se vea afectada; los hermanos también tienen que sacrificarse, lo que puede provocar problemas de conducta. Las conductas negativas que pueden aparecer en los hermanos son: llamar la atención, miedo a tener la discapacidad, sentimiento de culpa, pena y negligencia y excesiva preocupación por su futuro.
La afectación que vive la familia y sus cambios en su dinámica será a partir de la complicación o complejidad de la “discapacidad”, no obstante, no sólo en la familia se vivirán las implicaciones; en el ámbito educativo, la familia seguirá sus temores cuando el niño o la niña comience a vivir esta experiencia.
Actualmente, aunque se hable de una inclusión educativa, lo cierto, es que esto sigue quedando en un simple discurso o en su defecto, el impacto en l@s niñ@s no siempre es lo deseado. Puesto que el sistema educativo en términos generales presenta una gran deficiencia en la atención de niñ@s que no presentan ninguna limitación física o sensorial, ahora bien, los que están en situación de discapacidad suelen experimentar doblemente las consecuencias de este déficit sistemático.
Es menester, aclarar que hablar de educación especial es diferente al hablar de una educación incluyente; en tanto que la primera, es la rama o área que se enfoca a tratar y-o manejar a l@s niñ@s en situación de discapacidad, que busca adecuar la currícula académica y los programas para hacerlo más accesible a la población a tratar, mientras que la segunda, es usar a la educación especial y a todos los medios y recursos para que el niño o niña en situación de discapacidad cuente con los mismos Derechos, oportunidades y participaciones educativas al igual que sus pares quienes no presentan alguna condición de vida en el ámbito físico, mental, sensorial o social. Valiéndose para ello, de toda la población educativa y social para proporcionar las mejoras necesarias en el espacio educativo, esto es, ir más allá de lo establecido, es ir mas allá de una integración o de un resultado estadístico en términos de productividad más que de humanidad.
Terapia psicológica
San Cristóbal de Las Casas
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