AL PIE DE LOS RECUERDOS
Por: Areli Caballero
I
¿Me acompañas?
Siéntate conmigo a recordar
a la orilla de nuestra memoria,
aquel sol majestuoso que
solía marcar el regreso a casa.
Sus larguiruchos rayos
nos hacían sentir el aroma
de la exquisita comida en casa
obligándonos a correr como
tragaldabas.
II
¿Recuerdas?
Cuando juntos recorríamos ese camino
que significó tu infancia y la mía juntas,
esa senda que dejaba entre nuestros pies
tatuados por el lodo,
un sabor de goce y cansancio
después de varias gotas de sudor
sepultadas en el polvo.
III
La divina primavera
que año tras año
era dibujada con su manto de paz,
por aquella acuarela de colores
que desprendían las aves al volar.
Humedecida y perfumada
por el dulce aliento de las
flores y arboles después
de cada ocaso.
¿La recuerdas?
IV
Imagina nuevamente
ese río presuroso, que
en sus entrañas atendía
el canto de los peces.
En el cual solías reflejarte
y decir -el agua es la esencia
de mi sangre que corre ligeramente
por mis venas y al llegar a mi cerebro
se transforma en amor,
pasión que no dejo de darte
por más sed que tenga-
V
¡Verdes!
Sí, verdes eran los valles
a los que me llevabas a correr
como potro salvaje.
Sin importar la hora o mi estado
de ánimo, me hacías correr
tras de ti como si fueras la presa
de mí aguerrido león.
¡Qué buen recuerdo!
VI
Junto a ti los días en el pueblo
se iban volando como pájaros
hacia el atardecer
y las noches parecían
mantos azabaches con
pequeñas luciérnagas albinas
que amablemente nos invitaban
a soñar volviéndonos parte
de la naturaleza.
¿Aún lo recuerdas?