Texto y fotos: Blanca Salazar
Había estado leyendo diversas y variadas publicaciones que convocaban a un paro de mujeres este 8 de marzo como protesta y conmemoración del Día Internacional de la mujer.
La iniciativa llamó mucho mi atención, pues rechazar el machismo, el sexismo, la desigualdad de género, la brecha salarial y los feminicidios, me parecen motivos más que suficientes para hacerlo. Así que pasé varios días tratando de decidir si me unía al paro o no.
Faltar a la escuela siendo yo la maestra, no es el mejor ejemplo a seguir…
¿Qué podía hacer entonces? El domingo, mientras preparaba mis clases para ésta semana, me di cuenta de que me encuentro en el mejor lugar para iniciar una verdadera lucha, la lucha que el mundo necesita: desde la educación.
Manos a la obra: mis alumnxs de 2o. de primaria…
Comenzamos hablando de aquellas actividades que son exclusivas de hombres o de mujeres (“no, no existe ninguna”, me dijeron), y sonreí.
Hablamos de nuestros derechos, de feminismo, de machismo y del por qué no hay que felicitar a las mujeres éste día.
Ellxs investigaron las vidas de mujeres que han cambiado la historia, sus logros y luchas; y explicaban el por qué de su elección.
Así aparecieron en escena Nadia Comaneci, Marie Curie, Frida Kahlo, Sor Juana Inés De la Cruz, Anna Fisher, Eva Perón, Malala, La Madre Teresa de Calcuta, Rosario Castellanos, Valentina Tereshkova, Linda Buck, Rigoberta Menchú, entre otras.
Vimos videos, analizamos fotografías y aprendimos el significado de algunas palabras y frases.
El mundo del feminismo y sus prácticas son nuevxs en mi vida, sin embargo, ver esas caritas de asombro y hasta de molestia, al conocer todas la luchas que hemos tenido y seguimos teniendo las mujeres para lograr los mismos derechos que los hombres, me inspira a continuar con lo que ésta semana comenzó, a leer y a aprender más.
Me hizo darme cuenta de que pequeñas acciones en la manera en cómo les hablamos y educamos a nuestxs niñxs hacen una inmensa diferencia en el mundo.