Maribel Hernández/Abimael Arias*
Eran las ocho de la noche del día 28 de marzo de 1982, cuando el Volcán Chichonal empezó hacer erupción arrojando piedras, cenizas y lava provocando destrucción en el municipio de Francisco León, Chiapas, dejando sin casa, sin cultivos, y sobre todo llevándose vidas humanas.
Pese a toda esta grande destrucción los días pasaban y no se declaraba zona de desastre; para el 4 de abril hubo dos explosiones más alcanzando una intensidad destructora.
El Volcán Chichonal fue un desastre que causó miedo, pérdidas humanas y lo que ahora es un majestuoso cráter que se deja admirar, en aquella noche dejó ver la fuerza de la Madre Tierra. A 34 años de ese trágico hecho, lo recordamos a través de las y los protagonistas que narran ese recuerdo imborrable, ahora desde su nuevo espacio Nuevo Carmen Tonapac.
Memorias de lxs sobrevivientes
La “Señora que arde” o “Pyowa tyzu`we” nombre como es conocida en la lengua zoque, les avisó a sus hijxs por sueños que iba a hacer explosión pero nadie le creyó, pensado que sólo era una fantasía.
Lucía Domínguez, edad: 54 años, originaria de la comunidad Viejo Carmen Tonapac. Mujer de tez morena clara, con el cabello largo y canoso. Cuando le hablamos para pedirle la entrevista dijo por respuesta enseguida que no, pero al rogarle accedió a regalarnos la entrevista además de dejarnos entrar a su casa. Nos narró su sentir:
“Cuando nos enteramos que iba a explotar, la tierra temblaba, algunos no creían que fuera por el volcán. Nosotros nos fuimos a refugiar a la iglesia ya que ahí era el único lugar para salvarnos, pero con la arena que caía, en la lámina se juntaba y se escuchaban los ruidos que ya no aguantaba el pesor de la ceniza, y daba miedo. Por eso al día siguiente mi suegro y mi familia nos fuimos a Tuxtla, ya que ahí tenemos familia. Gracias a Dios no murió nadie de nuestra familia, pero los habitantes de San Pedro Yaspac, Francisco León murieron todos”.
Lorenza Arias, edad: 59 años, originario del Municipio de Chapultenango. Luce tez morena clara, con el cabello negro hasta los hombros con algunas canas, se mostraba tímida y nerviosa al solicitarle la entrevista. Nos platica lo que vivió:
“El momento del volcán fue en la noche, toda la gente estaba durmiendo, la gente no sabía qué iba a pasar, anteriormente llegaron las noticias y la gente no creyó que iba a explotar el volcán. Ya cuando se empezaron a escuchar las explosiones del volcán parecían rayos, la gente quedaba mirando pero no creyeron que iba a pasar algo. Nosotros vivíamos en una loma y mi suegro dijo que ahí nos quedáramos ya que no iba a pasar nada, la gente se veía corriendo en todos lados”.
“El primer día sólo tiró arena, debido a esto la gente pensó que no iba a pasar nada, al tercer día nosotros ya habíamos salido. Pero en este día se oscureció, eran las 10 de la mañana y no aclaraba, caminábamos en la oscuridad con una linternita. Teníamos muchos animales como gallinas, caballos, ganado y quedaron tirados. Caminamos para Chapultenango porque se ahí se encontraban los carros, aviones para poder sacar a la gente”.
Foto: Abimael Arias
Florencio Arias, edad: 62 años, originario del Municipio de Chapultenango. De tez morena, muy gentil, nos contó su testimonio:
“Era las 7 de la noche, estábamos sentados con toda mi familia tomando nuestro café platicando sobre cómo nos fue en el trabajo, pero antes de dormir a eso de las 8 de la noche cuando escuchamos un fuerte ruido, toda mi familia se espantó y salimos a ver qué estaba pasando, pero nos llevamos una gran sorpresa porque el volcán Chichonal explotó tirando piedras, cenizas, fuego, parecía como una fiesta quemando cohetes”.
Don Florencio en la actualidad es agricultor, él trata de conservar sus tradiciones que tenía en Chapultenango, una de ellas es el 1 y 2 de noviembre, “Día de Muertos” que va a limpiar y a convivir con su hija muerta, ya que recordar a sus difuntos es una tradición de sus abuelitos y que es bueno seguirlo practicando para que no se pierda, así las nuevas generaciones lo sigan haciendo.
Daniel Mondragón, edad: 63 años, originario del Municipio de San Pedro Yaspac; es un adulto mayor. Nos cuenta qué pasó ya que vivió la explosión del Chichonal:
“La gente salió, pero también quedaron niños que murieron debido a que fueron sepultados por las piedras”.
Don Daniel lleva viviendo en Nuevo Carmen Tonapac 34 años, él recuerda a su municipio con tristeza, ya que si no fuera por la explosión el señor jamás hubiera dejado sus tierras. Cabe mencionar que fue un emigrante porque vino a otro lugar dejando su tierra de origen a causa del Chichonal.
Sexto día de desgracia
El sábado 3 de abril, en los alrededores del volcán se registró una intensa actividad sísmica (casi 30 temblores por hora durante la mañana, y uno cada minuto por la tarde) que anticipó la llegada de otra erupción. Los temblores prácticamente cesaron a las 19:00 hrs, y el volcán estalló violentamente a las 19:35 con una duración de 30 minutos aproximadamente.
El volcán arrojó ceniza casi continuamente en 7 días que duró; en la erupción del sábado 3 de abril, hubo intensa actividad eléctrica, y ruido ensordecedor que provenía de todas partes.
Ante esta catástrofe el Ejército Mexicano desalojó a miles de habitantes de la región afectada, pero mucha gente más se quedó y hasta ahora se desconoce cuánta gente murió.
Penúltimo día del éxodo
El 4 de abril el área del volcán es declarada como zona de desastre, el exgobernador de Chiapas Juan Sabines Gutiérrez instaló un albergue que se improvisó para los damnificados, llamado “La Chacona”, propiedad de la Unión Ganadera y ubicada en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Se estima que albergaron un total de 4540 personas desalojadas por el volcán comento Laureano Reyes.
El último día del infierno
El 5 de abril a las 5:33, el Chichonal estalló por tercera vez con una duración de 45 minutos aproximadamente, según registró Laureano Reyes.
Eduardo Domínguez, edad: 42 años, originaria de la comunidad San Pedro Yaspac, actualmente vive en Nuevo Carmen Tonapac. Observamos que su mirada se pone triste al preguntarle por el Chichonal, nos comparte su sentir ya que él perdió a sus familiares en esta catástrofe:
“En esta casa que vivimos es porque nos reubicó el gobierno, el papá de Juan Sabines. Nací en el municipio de Chapultenango, en la comunidad San Pedro Yaspac, estábamos descansando, como acostumbramos a dormir temprano, cuando nos despierta mi papá y nos dice que explotó el volcán, fuimos a ver y el volcán estaba haciendo explosión, empezó a explotar a las 9 de la noche, terminó a las 2 de la mañana.
El 5 de abril fue la última erupción, eran las 5 de la tarde y empezó a caer lava, es entonces donde murió mi abuelito, mis tíos, y mis primos, ya que no les dio tiempo de salir quedaron enterrados. Al día siguiente fuimos a buscarlos donde quedaron enterrados, pero ya no llegamos porque la comunidad donde estaban, quedaba como a unos 3, 4 kilómetros para llegar, pero por la arena que estaba bien caliente, ya no podíamos acercarnos ya que quemaba, además de las casas que andaban ahí desaparecieron”.
Actualmente él vive en esta comunidad, se dedica al oficio de albañilería y vive con sus hijos.
Teodoro Arias, edad: 56 años, originario del Municipio de Chapultenango, actualmente radica en Nuevo Carmen Tonapac, nos narró su sentir:
“Nací en 1954 antes del volcán, trabajamos mucho con mis hermanos, éramos cafetaleros y teníamos un poco de ganado, teníamos mucho trabajo. Se acabó el cafetal y murieron los ganados. Después de la erupción me quede a vivir en Nuevo Carmen Tonapac, Municipio de Chiapa de Corzo. Ya no volví en mi antigua colonia todo lo perdí, tenía que comenzar una nueva vida. Mis hijos nacieron aquí en la colonia y ellos me preguntan ¿Por qué no regresaste otra vez? Yo les digo, el volcán en cualquier momento puede hacer erupción, es mejor vivir aquí. El volcán nos perjudicó mucho, acabó con lo que teníamos”.
Don Teodoro actualmente es agricultor, se dedica a sembrar maíz para su autoconsumo y venta, vive con su esposa, dos hijas y un hijo. A pesar que el volcán le quitó sus pertenencias él no se queja y sigue disfrutando su vida.
De ese día, los científicos de Estados Unidos consideraron que las cenizas de esta erupción formaron una nube de más de 3 kilómetros de espesor que flotando a 20 mil metros de altitud, rodeó el mundo desde México hasta la India; llegó a Hawai el 9 de abril; a Japón, el 18; al mar Rojo, el 21 y, por último, el 26 de abril cruzó el océano Atlántico.
Fotografía retomada de la Fundación Cultural Zavaleta.
Nuevo Carmen Tonapac
Teodoro Arias, edad: 56 años, originario del Municipio de Chapultenango, es uno de los migrantes forzados que actualmente vive en Nuevo Carmen Tonapac: “Nací en 1954 antes del volcán, trabajamos mucho con mis hermanos, éramos cafetaleros y teníamos un poco de ganado, teníamos mucho trabajo. Se acabó el cafetal y murieron los ganados. Después de la erupción me quede a vivir en Nuevo Carmen Tonapac, Municipio de Chiapa de Corzo. Ya no volví en mi antigua colonia todo lo perdí, tenía que comenzar una nueva vida. Mis hijos nacieron aquí en la colonia y ellos me preguntan ¿Por qué no regresaste otra vez? Yo les digo, el volcán en cualquier momento puede hacer erupción, es mejor vivir aquí. El volcán nos perjudicó mucho, acabó con lo que teníamos”.
Don Teodoro actualmente es agricultor, se dedica a sembrar maíz para su autoconsumo y venta, vive con su esposa, dos hijas y un hijo. A pesar que el volcán le quitó sus pertenencias él no se queja y sigue disfrutando su vida.
Actualmente, la comunidad de Nuevo Carmen Tonapac se ha consolidado como una comunidad con origen emigrante, ya que la mayoría de las personas que sobrevivieron al volcán se asentaron ahí, la otra parte de la sociedad son niñas, niños y jóvenes que ya nacieron aquí. Actualmente Nuevo Carmen Tonapac es de 1172 habitantes, de las cuales 573 (48%) son hombres y 599 (52%) son mujeres. (INEGI 2010).
Cuenta con una agencia municipal, que es en donde se llevan a cabo las juntas o asambleas que el comité de esta localidad hace en conjunto con los habitantes. Tienen una iglesia católica a quien por patrona tienen a la Virgen del Carmen, en su honor se celebra la fiesta más grande de la comunidad. Existe un Preescolar, Primaria, Telesecundaria y Tele bachillerato que sirve para brindar educación a la población de nivel básico. Cuenta con servicios públicos como agua potable, luz eléctrica e internet gratuito en el centro de la comunidad.
Actualmente el Chichonal está considerado como un volcán activo moderado y, por esta razón, especialistas del Instituto de Geofísica de la UNAM sistemáticamente monitorean las emisiones de vapor, la temperatura del agua, la actividad sísmica y otros parámetros que pueden advertir sobre un incremento en la actividad volcánica y la posibilidad de que presentase otra erupción.
El Chichonal hoy en día aporta algunos ingresos para sus habitantes, quienes atienden a grupos de turistas que llegan a visitarlo, aunque aún no es un lugar turístico.
El cráter actual del volcán tiene 1 kilómetro de diámetro, y en su fondo se encuentra un lago de color verde amarillo, cuenta con pozos y manantiales de agua hirviente.
La nostalgia en el presente
“Ahora llevo viviendo aquí 34 años, nos sentimos bien, contentos a pesar que en un tiempo pues no nos sentíamos bien, estábamos acostumbrados a que allá se sembrara y se diera de todo, porque aquí se compra todo; ahora ya no se da la fruta que consumíamos allá en la colonia como el chayote, calabaza, el guineo, el plátano, la yuca, el cebollín, el frijol, el maíz”. Teodoro Arias
La erupción del volcán Chichonal de 1982, constituye una historia social del grupo zoque. La gente tiene como referente a la explosión y hace referencia la vida de antes y después del Chichonal.
Se espera que un futuro La Señora que arde (Pyowa tyzu`we) baje nuevamente a visitar las casas para hacer extensiva la invitación a su fiesta de cumpleaños. “La señora se encuentra durmiendo, y en cualquier momento si la hacen enojar volverá a despertar “comentó Jaime Arias, habitante de Nuevo Carmen Tonapac.
Sólo queda decir ¡Feliz cumpleaños Pyowa tyzu`we!
*Estudiantes de Comunicación Intercultural de la UNICH.