*In memoriam: Fátima
- La guerra contra las mujeres
Patricia Chandomí.- 2019 fue el año con las movilizaciones más concurridas e inéditas de mujeres, miles, desde la Argentina hasta Turquía protestando contra la violencia machista.
En América del sur, estudiantes visibilizando el acoso sexual universitario, en el centro del continente, la rabia universitaria exigiendo que las autoridades dejen de invisibilizar y naturalizar el acoso sexual en las aulas, además la rabia imparable contra los feminicidios se manifestó en la pinta de mensajes en monumentos históricos, era increíble ver en pantalla a mujeres llenas de coraje rayando, pateando, gritando…las mujeres son transmitidas de formas diversas: bailando, modelando, entreteniendo con su cuerpo, canto, candidez, pero no PROTESTANDO. Las Mujeres no pedían trabajo, ni mejores salarios, ni paridad, pedían vivir, una demanda absolutamente reducida, pero, indispensable para poder exigir otros derechos.
Así como el 2019 fue el año con las movilizaciones más inéditas de mujeres también fue el año en que la violencia contra nosotras se recrudeció, el mensaje de odio llegó con toda su brutalidad a las infancias femeninas.
Por qué entre más derechos ganamos más violencia recae sobre nosotras? ¿Por qué los feminicidios aumentaron? ¿Qué le antecede a un feminicidio? ¿Quién y cómo puede prevenir los feminicidios?
- La guerra contra las mujeres
¿Hay una guerra contra las mujeres? Podría pensarse que se exagera al hablar de una guerra. La guerra es una forma de conflicto social, económico y político entre dos grupos humanos, donde un grupo armado trata de someter al otro, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, exigir un desarme, un tributo, imponer una ideología, religión, despojar de propiedades, beneficiarse de servidumbre o desaparecer al otro grupo humano.
Para dimensionar y llamar la atención, sobre la gravedad de la situación que viven las mujeres he decidido usar el concepto de guerra, dado que se trata de un sector de un grupo humano con poder tratando de someter a otro grupo humano con fines de sometimiento.
Hay una protesta política de un sector masculino que se niega a reconocer la libertad de las mujeres, a verlas como personas y sujetas de derechos. La guerra se manifiesta con una violencia ilimitada en sus más variadas manifestaciones: violencia física, psicológica, sexual, política, etc.
Se refuerza con la impunidad y desinterés institucional hacia los varones que se ven cuestionados y desafiados en su autoridad y creencias. Sigue siendo enormemente difícil asegurar justicia para las mujeres en contextos en donde la debilidad institucional, la corrupción y la violencia suelen socavar rutinariamente el gobierno de la ley (Molyneux; 2010: 14).
Los procedimientos legales están permeados por los valores e ideologías de los jueces y abogados, quienes la mayoría de las veces devalúan a las mujeres […] las mujeres tienen que demostrar que no provocaron el delito y los jueces suelen basar su fallo en la reputación de cada una de ellas dentro de su comunidad […] en el sistema judicial nacional, los funcionarios despliegan ideologías de género que reproducen las concepciones y las interacciones patriarcales (Baitenmann; 2010: 66-67).
La guerra contra las mujeres se expresa en el desprecio a sus ideas, en la exclusión de éstas de espacios de poder y de toma de decisiones; en la cosificación de las mujeres: son porque se ven de tal o cual manera, se insiste en ver la belleza y juventud como atributos esenciales de su existencia; se coloniza su tiempo con tareas que las dejan exhaustas, se busca por todos los medios convencerlas de su inferioridad y de su realización como ser humano, en la paz del hogar y del matrimonio, pero sobre todo, se legítima el uso de la violencia de cualquier tipo, como mecanismo de control, ante su posible insubordinación.
La violencia misógina es la muestra visible de diversas formas de opresión, repudio, daño y abandono de las mujeres. La violencia hacia las mujeres siempre es progresiva, se articulan varias violencias, psicológica, física, económica, patrimonial, etc; si bien, quienes ejercen estas violencias en la mayoría de los casos, son hombres concretos, todos, de alguna manera, están protegidos por el sistema patriarcal, al tratar los delitos que cometen contra las mujeres como sin importancia, a veces entendido como necesario y al fomentar la impunidad institucional que caracteriza las violencias cometidas contra las mujeres.
Al final de cuentas, los hombres no están recibiendo ningún incentivo ni coercitivo ni civilizatorio para dejar de ser violentos, su máximo representante en la jerarquía del poder, en este caso el presidente de la república les ha dado la razón al silenciar la guerra, con la ventaja de tener no sólo el monopolio de difusión a gran escala con su mañanera, sino de hablar en representación de todos sus pares varones y poner en agenda los temas importantes, la guerra contra nosotras no se erradica ni se nombra, sólo se ejecuta.
Bibliografía
*Baitenmann H., Chenaut V., y Varley Ann. (Coords.) (2010). Los Códigos del Género. PUEG-UNAM. México.
*Molyneux, Maxine (2010), Prefacio. En: Los Códigos del género. Baitenmann, Chenaut y Varley, coordinadoras. PUEG, UNAM.