Mirar lo cotidiano como un suceso extraordinario, es lo que hace la fotógrafa Zeltzin García. Encuentra acumulado en los objetos la memoria y el paso del tiempo, así como las historias que forman su propia historia, la pertenencia comunitaria y los procesos sociales que caminan entre generaciones.
A ella le inspira la mirada de otras mujeres, la música hecha en México, los álbumes familiares y las plantas que crecen en las grietas de las ciudades. Mira hacia la naturaleza para encontrar respuestas a sus dudas o para encontrar motivaciòn.
Participó en julio de 2020, en el proyecto «Rostros de Libertad», dirigido por Claudia Méndez. Actualmente, revisa proyectos de otras y otros creadores locales. Comparte que le entusiasma ser parte de procesos creativos y ser parte de la creaciòn contemporànea chiapaneca. A decir del proyecto que considera màs importante de su vida “Bertha”, en referencia a la historia de su abuela contado a travès de sus álbumes, sus objetos y las últimas charlas que tuvo con ella.
La creadora visual se inició tres veces en la fotografía. Cuenta que, la primera de ellas fue muy de pequeña, viendo películas y las fotos en las revistas con mucho detenimiento y curiosidad. Caminando a todos lados mirando a través de la cámara de mi mamá y disparando cuando no tenía rollo.
“La segunda fue en la adolescencia, cuando me regalaron mi primer cámara que fue de video y a través de ella pude saber que lo que me interesaba era la fotografía, así decidí estudiar Artes Visuales. Mi tercer iniciación fue la profesional, que llegó mucho después de haber terminado la carrera, y que va ligada a una decisión que tomé desde el amor propio, cuando decido tomarme en serio a mí misma y regresar a Chiapas a hacer foto”.
Zeltzin admira a Victoria Razo por su determinación al documentar, a Koral Carballo por la fuerza de su mirada, a Florencia Trincheri por sus contraluces tan incisivos, a Ana Casas por su caminar oscuro y hermoso, a Maya Goded por enseñarle a mirar el dolor sin miedo. Tambièn siente admiraciòn por sus compañeras fotógrafas y cineastas chiapanecas por resistir todos los días a través de su creación.
Entre su trabajo fotográfico se reflejan los temas como la mirada onírica, el rock en tsotsil y tseltal, la documentación de la lucha feminista en Chiapas, la memoria y resistencia de las y los ferrocarrileros de Tonalá. También temas muy íntimos como el legado materno en su historia y las rupturas familiares.
El color está presente porque muchas de sus decisiones creativas giran en torno a paletas de colores. Aunque también, en la experimentaciòn ha caminado en la fotografía en blanco y negro, aspectos que le permite encontrar un nicho oportuno en las narrativas, “también cuando trabajo con foto de archivo o al trasladar mis fotos a los fanzines”.
“Es la imagen el medio por el cual hemos históricamente aprehendido y aprendido los conceptos de manera más inmediata, más impactante y aún sutil; a través de ella recordamos, construimos, nos comunicamos. Hoy en día la imagen digital juega un papel primordial en la comunicación pero también es un nexo fortísimo que nos conecta con lo más bestial de nuestro ser, los impulsos y las sensaciones”.
Lo más importante para la fotógrafa es tener la libertad de contar su historia y la historia que camina con sus compañeras desde sus propios sentires: “Es poder mirar y abrazar el dolor, la felicidad, el horror y la memoria sin el miedo de ser”.