Por Patricia Chandomí
Inspiradas en las denuncias que iniciaran actrices de Hollywood sobre acoso sexual de hombres con jerarquía sobre ellas, mujeres mexicanas iniciaron en marzo una marea de denuncias virtuales a través de twitter y Facebook para hacer visible una problemática en el país: el acoso, abuso y violación sexual como una práctica cotidiana en contra de las mujeres en el mundo de las letras, el periodismo, la publicidad, la academia, la música y la política a través del #MeToo.
Las opiniones se dividieron en relación al anonimato de las denuncias, incluso el Instituto Nacional de las Mujeres lanzó un comunicado al respecto, generando mayor repudio, ante el silencio a otras problemáticas de las mujeres como el feminicidio.
Imagen tomada de internet sin fines de lucro
Se consideró un exceso estas denuncias ya que llevaron materialmente al despido de algunos de los denunciados, al desprestigio de otros, sólo con el testimonio escrito y a veces anónimo.
El público llamó a la justicia por caminos legales, en el país donde a pesar de diversas reformas recientes en materia de justicia y derechos humanos, prevalece la impunidad.
De acuerdo a un informe de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, A.C. (CMDPDH) en México la impunidad alcanza niveles superiores al 98%, siendo que tan sólo alrededor de 1.5% del total de las denuncias presentadas (se estima un 20% del total de los delitos cometidos) llegan ante un juez.
Aunado a la impunidad, el Estado mexicano carece de los recursos legales necesarios para garantizar el acceso a la justicia, no tiene suficiente personal, su personal pocas veces está capacitado para atención especial a ciudadanía históricamente excluida, el personal adolece de cursos de capacitación y sensibilización en materia de acceso a la justicia con visión de género, manejo adecuado de las órdenes de protección, en fin, que el aparato de justicia en México es la ruta menos viable para las mujeres que buscan obtener justicia en delitos por razones de género.
El lenguaje jurídico es otra complicación, la mayoría de las veces el mediador de acceso a la justicia es un profesional del derecho, que cobra cantidades que no todas las personas pueden pagar.
Por si fuera poco, a raíz del suicidio del integrante del grupo musical Botellita de Jerez, hubo una conmoción de la opinión pública, lejos de sensibilizarse del grave problema del acoso, abuso y violación sexual contra las mujeres, se responsabilizó a las denuncias de éstas de la muerte del cantante.
Y en el campo de lo increíble, un grupo de varones intentó viralizar el #MeTooHombres donde tuvieron la intención de difundir fotos de desnudos de mujeres mexicanas en venganza a las denuncias.
Es decir, el suicidio del cantante desmovilizó las denuncias virtuales de las mujeres, y lejos de dimensionarse el problema, el sector más reaccionario de los varones amenazó con seguir violentando a las mujeres mexicanas, todo esto, bajo el mutis institucional.