San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.- En este juego lo más importante es el silencio y el tacto. Durante el partido, el narrador casi no habla y el público permanece en silencio, observando, no hay porras ni gritos a fin de que las y los jugadores se concentren en el suave sonido que emite el balón mientras éste rueda y pueda ser atajado y evitar el gol.
Las reglas y la dinámica son prácticamente las del fut boll, sólo que ellos y ellas juegan agazapados lo más cerca del suelo para escuchar al balón especial que no tiene aire, pesa 1 kilo 250 gramos y adentro lleva cascabeles. Agachados, esperan el saque del equipo contrario para que cualquiera de los dos laterales o la/el portero la tome.
Todo los y las jugadoras llevan una especie de antifaz en los ojos y cada equipo está conformado por tres jugadores/as. Esta vez, a iniciativa de la Asociación civil Amor sin fronteras, se realizó una exhibición en la plaza de la paz de este deporte adaptado para personas con discapacidad visual.
La agilidad de Mari es notable, es la lateral de su equipo y en su desempeño demuestra qué tan desarrollado tiene el sentido del oído. Para realizar el saque, desde su lugar avienta el balón hacia el equipo contrario; varios de sus saques se convirtieron en gol.
Maricruz López se dedica a jugar goalball desde hace 1 año y 4 meses: “Me enseñó el entrenador; entreno 2 veces a la semana, de 5 a 7. Siento mucha emoción y doy lo mejor que puedo para ganar. Soy estudiante, tengo 21 años, lo pienso seguir haciendo porque me ayuda a tener más agilidad y conocer más personas. A las personas que tienen una discapacidad les digo que se den la oportunidad de hacer un deporte porque sí lo podemos hacer y ayuda mucho”.
Rosemry Gómez Castro, es madre de un niño de 5 años. Cuenta que retomó el goalboll hace dos años, y le gusta mucho practicarlo porque “conocemos a más compañeros, nos motivamos para fomentar cualquier deporte. Hemos tenido oportunidad de ir a eventos nacionales e intercambiar experiencias y convivir con ellos y eso nos ha fortalecido. Lo que necesitamos son apoyos para que se dé a conocer más. Que se les reconozca a las personas que han obtenido segundos lugares en eventos nacionales porque pocas veces se ha recibido el apoyo de las autoridades”.
José Martín Gutiérrez Álvarez, presidente de la Asociación Deportiva de ciegos y débiles visuales explica que el equipo se formó desde hace 18 años, pero también hay equipos y deportistas de atletismo, futboll, judo y otras disciplinas. Con el goal baal, desde hace 6 años la selección se ha mantenido en segundo lugar, y obtenido primer lugar en Guatemala.
Comentó también que los espacios donde ellos entrenan no son adecuados “y nosotros tenemos que adecuarnos a ellos. Había un proyecto para hacer un estadio para personas con discapacidad, pero hasta ahora no se sabe cómo va.
También hizo un llamado: “Invito a todas las familias que tengan hijos ciegos o débiles que los involucren en la sociedad, no sólo en lo deportivo, en lo cultural, que el ciego no es un objeto que está sentado sino un humano con sentimientos y sueños”.
La artífice de que este evento haya sido posible es Elizabeth Patricia Pérez (arriba, en medio de la foto) quien insistió en que “no hay rehabilitación personal sino hay inclusión social: En San Cristóbal hablar de discapacidad tiene muchos tabus, por ello el objetivo de Amor sin fronteras es dar a conocer este sector y sus necesidades y que las políticas públicas se puedan ver de manera práctica, a nosotras no nos interesa el discurso” dijo enfática la presidenta de la AC.