Por: Valeria Valencia
Zinacantán, Chiapas.- “¡Quién sabe quién fue! ‘Ai diosito’ que lo juzgue. ¿Para que lo voy a investigar? si no con eso la voy a revivir!” Son las palabras de Petrona Agustina Vázquez Hernández, madre de María de los Ángeles, la joven de 19 años que fue encontrada sin vida cerca de la capillita de Guadalupe en Zinacantán el miércoles pasado.
Eran las 7 y media de la mañana cuando Petrona recibió la llamada de las autoridades del pueblo para comunicarle que habían encontrado el cuerpo de su hija. “Estaba lejos pero al menos sabía que estaba viva” platica con lágrimas frente al altarcito que le hizo a su hija mayor con los arreglos florales que le llevaron el día de su velorio.
La madre de María de Jesús, es artesana, borda y teje textiles y de ello se sostiene; vive cerca de la presidencia municipal junto con sus hermanas y Normita, la pequeña hija de María a quien cuida desde que tiene un año.
Petrona llora mientras cuenta que su hija “se descompuso” cuando estaba en la secundaria, se salió de estudiar y buscó a un novio. Hace tres años se fue de casa y le hablaba constantemente, la última vez que lo hizo fue el domingo pasado y le dio su bendición sin saber que ya no volvería más a escuchar la voz de su única hija mujer.
Con la tristeza y la incredulidad aún en su rostro, asegura que no se sabe quién o quiénes la mataron, y que tampoco piensa investigarlo “¿para qué? Si así no la voy a revivir?” Pregunta desalentada y prefiere confiar en la justicia divina: ai que diosito lo juzgue, sentencia.
Nunca antes había pasado algo así, afirma, “por eso es bueno que se sepa, para que ya no vuelva a pasar”. Petrona ha buscado por diversos medios, amistades de Chiapas y fuera de la entidad para sostener lo que viene: el novenario que ofrecerá a su hija. Para el féretro la apoyaron las autoridades y otra parte lo pagó el padre de María de Jesús.
Sin embargo, sus recursos son limitados pese a que se nota es una mujer de largo aliento, con una vivacidad que no oculta a pesar de su tristeza y pide que se le apoye económicamente a través de una cuenta de banco.
Las mujeres con las que se platica en las calles de Zinacantán coinciden en una frase: tenemos miedo, dicen al referir que es la primera vez que sucede un feminicidio en este municipio ubicado en los Altos de Chiapas, a media hora de San Cristóbal.
La escena de Petrona llorando a lado del altar de su hija es tan indescriptible como ponerle nombre a una madre que desde el miércoles, tiene un hueco en el corazón a causa de un feminicidio.