Por: Karla Gómez
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- A la luna, el satélite natural de la tierra, le han escrito poetas y músicos, ya que la consideran como fuente de inspiración. Es el elemento fiel de los enamoradxs, el pretexto de las serenatas.
Sin embargo, el Club de Divulgación Científica “Jatamatzá” que en zoque significa «Señor de las estrellas», se fundó en el 2009, y se ha dedicado desde hace varios años a bajarles la luna a los habitantes de Tuxtla Gutiérrez.
El Parque Jardín de la Marimba, hace unos días fue el escenario que permitió que tuxtlecxs y turistxs, vieran a la luna en la fase cuarto menguante, a través del telescopio azul de mil milímetros de distancia focal y 102 milímetros de apertura. “Decidimos aprovechar el cielo despejado que tenemos, hemos tenido días lluviosos”, cuenta el presidente del Club Óscar Toalá.
Mientras la marimba llenaba de comparsas musicales el parque, y lxs bailadores mostraban sus mejores pasos, en la esquina de la 9ª Poniente y 1ª Norte, los niñxs paraditxs y en fila, esperaban su turno para colocar su ojo izquierdo o derecho en el lente, mientras papá o mamá daba un pago voluntario.
– ¿Dónde está el conejo?, ¡quiero ver el conejo…!, decía una niña quien portaba un peinado de colitas.
-Mira papá, ¡asómate!, indica el niño de tez blanca.
-¡Es grande, gris, maravilloso!, exclama una turista.
Fueron algunas palabras de quienes vieron por primera de cerca al satélite natural que cada año se separa cuatro centímetros de su órbita, y esa noche se encontraba ubicada en la altitud 54° 16 minutos, y azimuth 206° 8 minutos.
Algunos niñxs indígenas quienes venden chicles y collares, paradxs de puntitas vieron parte del universo en el lente, al caminar expresaban en su lengua la experiencia que les dejó ver tan de cerca a la luna, que actualmente se encuentra bajo la constelación de Libra.
Mientras las personas esperan su turno, el presidente del Club, les cuenta que la estrella que veremos por tres meses cerca de la luna es el planeta Saturno, que se encuentra a 140 millones de distancia aproximadamente.
“La vista se adapta a la cantidad de luz que se emite a través del lente… observe los cráteres, producto del choque de objetos…Aquí, como en las luchas es sin límite de tiempo”.
Aunque de niño, Óscar Toalá, soñó con ser astronauta, y dada las bajas posibilidades de la economía de su familia, decidió estudiar ingeniería civil, profesión que le permitió comprar su primer telescopio con el dinero de una beca.
Como él y varios integrantes del Club que les gusta la astronomía, comparten sus telescopios y hacen este tipo de demostraciones para que las personas se introduzcan a esta rama de la ciencia y no se olviden de observar el cielo.