Con todo mi cariño para Humberto, Carmen y Mariana
Tenía un andar presuroso, siempre andaba con la cara demasiado levantada, su tono de voz y forma de hablar contrastaban con su menudita forma física. Era de baja estatura y delgada. Así era Reyna Chávez Quiñonez, promotora cultural, psicóloga, ciudadana comprometida, madre de dos hijas y vecina del barrio de San Roque en Tuxtla. Este 18 de Diciembre falleció a los 58 años de edad debido al cáncer de páncreas que padecía.
Las personas que construyen una ciudad son mujeres como Reyna. Que asumen una ciudadanía de tiempo completo, que su crítica no es para señalar lo malo, si no para evidenciar lo que se debe de corregir y hacer mejor. Que desde dónde están y con las herramientas que tienen hacen todo lo posible para que vivamos en un lugar mejor.
Fue servidora pública en el ayuntamiento en diversos departamentos, en gobierno del estado en adquisiciones, en comunicación social, en asuntos agrarios; sin embargo, será recordada por su iniciativa ya realizada ya que hoy el Centro Social Francisco I. Madero se está rescatando –nos toca a nosotros y nosotras revisar de qué forma, es su legado y hay que cuidarlo-. Su trabajo también se ve reflejado en la Fundación Fernando Castañón Gamboa Pro Museo de la Ciudad de Tuxtla.
1
A Reyna la conocí en la casa del doctor Gilberto Gómez Maza hace ya algunos años. Iba acompañada de Carmén, Mariana –sus hijas- y Humberto –su esposo-.
No converse en ese momento mucho tiempo con ella, me limité a escuchar la plática que traían con el doctor Gómez Maza. Ella le contaba su preocupación por que les estaban pidiendo el lugar que rentaba con otra psicóloga para dar consultas a personas de muy bajos recursos.
2
Fue la primera noche que se hizo de jueves cultural afuera del Centro Social “Francisco I. Madero”. Fue la forma que un grupo de ciudadanos y ciudadanas encontró para exigir a las autoridades que se rescatara el lugar.
La noche era preciosa. Los hermanos Sommer tocaban los violines; y Yolanda Quiñones –hermana de Reyna- contaba anécdotas de Tuxtla.
Reyna se acercó a Carmen –una de sus hijas- y ambas lloraron. Estaba siendo realidad uno de los anhelos de Reyna. El hacer algo para rescatar el Centro Social.
3
“Oigan y si hacemos algo aquí en el Centro Social por lo de Ayotzinapa”, nos dijo Reyna después de que estuvimos platicando un largo rato sobre los desaparecidos de la Escuela Normal “Isidro Burgos”.
El 26 de noviembre del 2014 en el parque Bicentenario se hizo una velada cultural por los desaparecidos de Ayotzinapa.
Así era Reyna cuando se le metía en la cabeza algo y convencía a las y los demás de sumarse. Sus primeros aliados era su propia familia que se subían al tren sin pensarla mucho.
4
Fue por estas fechas de diciembre de hace dos o tres años que estábamos sentadas en la sala de su casa cuando una joven indígena tocó la puerta y preguntó por la “licenciada Reyna”.
Reyna se despidió de mí para ir atenderla. Me comentó que era una de sus pacientes que le pidió una terapia antes de irse a su casa a pasar las fechas navideñas.
La joven era trabajadora doméstica en Tuxtla. Una de las mujeres que Reyna seguía atendiendo de manera gratuita después de haberse autojubilado de la psicología.
5
Este 18 de diciembre Reyna falleció en Tuxtla Gutiérrez. Las personas se van, realmente, cuando dejamos de recordarla y sus legados desaparecen. Estoy segura que está mujer “menudita” sólo nos dijo adiós físicamente.
Reyna, la canción es para que la escuches en el camino. Gracias, muchas gracias por todo lo que nos dejaste.