Malcolm X y el soundtrack del movimiento por los derechos civiles de los 60
(1a de 2 partes)
Por: R. Parks
El pasado 19 de mayo Malcolm X habría cumplido 90 años, de no haber sido asesinado hace 50. Nacido en 1925 como Malcolm Little, su vida estuvo marcada por la violencia. Su madre fue hija de negra y blanco, producto de una violación; su casa fue incendiada por blancos racistas cuando él tenía 4 años de edad y su padre murió en 1934 aparentemente en un accidente tranviario aunque también se afirma que fue asesinado; tres hermanos del padre fueron ultimados por supremacistas blancos.
Con una juventud entre trabajos menores y actividades como el robo, la venta de drogas y proxenetismo, Malcolm ingresa a la cárcel en 1946, sentenciado a 10 años de prisión. Ahí se adhiere a la Nación del Islam, los Black Muslims, adopta el nombre de El-Hajj Malik El-Shabazz y desarrolla una afición desmedida por la lectura: historia, religión, genética, filosofía, literatura, mitología y arqueología. Obtiene su libertad condicionada en agosto del 1952 y se rebautiza ahora como Malcolm X, desprendiéndose del apellido que algún esclavista blanco le había heredado.
En pocos años adquiere un liderazgo sobresaliente en la Nación del Islam y se convierte en la voz de la indignación predicando la contraviolencia e insuflando el orgullo de ser negro. Al mismo tiempo, Martin Luther King, en la misma ruta pero en otra avenida, predicaba la no violencia. Decía Malcolm X: “Si le hablas al blanco un lenguaje no violento no te entenderá. Si se dirigen a ti en un lenguaje de violencia, tú tendrás que responder en el mismo tono. Esto es comunicación”.
Al finalizar la década de los 50, la escena del jazz mantenía aún el predominio del Bebop (Monk, Roach, etc.), aunque ya había sido “adoptado”, decolorado, por los músicos blancos. El Hard Bop, había aparecido a mediados de la década (Horace Silver, Clifford Brown, otra vez Roach), anunciando algo nuevo. Los tiempos, otra vez y como siempre, estaban cambiando.
En 1938 el compositor afroamericano Elie Seigmeister (Música y Sociedad. Edit. Siglo Veintiuno), advertía ya que “los acontecimientos profundos de la historia de la música tienen fundamentalmente causas extramusicales”, reparando, no obstante, en que “La relación entre sociedad y música nunca es la de una identidad, 1=1. Las influencias sociales no actúan de una forma inmediata, directa, simple. El efecto es a menudo retardado, tortuoso, sesgado”.
Así, al ánimo social de rabia e indignación de los negros norteamericanos al final de los 50, le faltaba el soundtrack.
En 1960 nacía el Free Jazz.
*El autor nació y vive desde hace casi sesenta años en el barrio de Tacuba del D. F. Estudió Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM y ha trabajado más años de los que recomienda en una dependencia pública. Está convencido de que se puede ser servidor público sin ser corrupto, sin que necesariamente tenga que coincidir ideológicamente con nadie de la jerarquía y sin que se termine poseyendo vergonzosos y vergonzantes bienes millonarios.
No tiene experiencia literaria pero se inspira en aquellas palabras que le escuchó al boxeador y entonces campeón mundial, Rubén “el Púas” Olivares, cuando un filoso- periodista le forzó a dar un consejo a los jóvenes. Meditando un poco y dirigiendo la mirada al horizonte dijo a los desorientados donceles: “Pues que le echen ganitas, ¿no?”.
Desde entonces esa ha sido su divisa, echarle ganitas a todo lo que hace, aunque está consciente de que, lo que Natura non da…