Anayeli García Martínez/Cimacnoticias.- En México el gremio periodístico se enfrenta a dificultades para ejercer la libertad de expresión, pero además a “relaciones laborales perversas” que se traducen en falta de contratos formales, simulación e incumplimiento de normas mínimas de prestaciones por parte de los dueños de los medios de comunicación.
El informe “Condiciones laborales de las y los periodistas en México”, elaborado por Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), señala que las problemáticas laborales de quienes ejercen el periodismo son las mismas que hace 20 años –cuando se realizó el primer sondeo–, e incluso han aumentado con el avance de las tecnologías de la información.
A través de una encuesta realizada a periodistas y medios de comunicación de todo el país, en el informe se advierte que las comunicadoras enfrentan importantes desigualdades y desventajas en su vida laboral, situaciones inequitativas que son determinantes en su desarrollo profesional, su salud física y emocional, su vida personal y familiar, y por supuesto en sus condiciones socioeconómicas.
El reporte revela que las desigualdades laborales provienen de las condiciones contractuales; falta en el acceso a la seguridad social; desigualdad en los ingresos; violencia en el ámbito laboral, así como la llamada triple jornada laboral producto del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que deben hacer las comunicadoras.
Las tareas domésticas implican una sobrecarga de trabajo no remunerado que llevan tiempo y energía en detrimento de las personas y su empleo, además de que recaen fundamentalmente en las mujeres, convirtiéndose en un factor que acentúa la desigualdad de género.
Por otra parte, casi la mitad de las y los periodistas labora en más de un medio de comunicación: el 44.7 por ciento de las mujeres así lo hace; y de las periodistas encuestadas sólo 82 de ellas ocupan el puesto de dirección, es decir, sólo el 25.9 por ciento del total de los medios encuestados.
La encuesta evidencia que aunque la experiencia profesional es alta, las y los profesionales de los medios no generan derechos laborales debido a la alta rotación en los empleos: con frecuencia cambian de empresa o empleador, incluso en el proceso se convierten en “freelance”, es decir se independizan pero siguen en los medios.
Asimismo la brecha de género en los ingresos mantiene a las periodistas en la base de la pirámide económica; lo que muestra una tendencia muy similar a lo que sucede en el mercado laboral del país: a mayor ingreso laboral, menor participación femenina.