Por Alfredo Rasgado Molina
Antropólogo social, integrante del Colectivo La Puerta Negra
En el contexto del “Día del padre” celebrado el pasado 17 de junio, lancé la encuesta piloto “Qué tan Padre soy…” con el objetivo de ubicar emociones y opiniones alrededor del ejercicio de las paternidades.
Como contexto tomé en cuenta la experiencia personal en la construcción y aplicación de metodologías para trabajar el género con hombres y en específico el tema de las paternidades, considero que los hombres al convertirnos en papás experimentamos un cúmulo de emociones encontradas que ponen en jaque los aprendizajes de género obtenidos desde la infancia sobre “el deber ser de los hombres” y nuestro comportamiento frente a las emociones.
Desde la niñez aprendemos conductual y cognitivamente que expresar las emociones no son cosa de hombres, se nos enseña que mientras más alejado estés del contacto emocional más hombre serás, lo que conlleva ser frío y calculador ante situaciones de riesgo y tensión que te llevarán al control y dominio de las circunstancias que enfrentes, de lo contrario serás catalogado de débil, vulnerable, parecer afeminado: ser niña, ser mujer.
El mandato social “aléjate de las emociones” no está por escrito, está por decreto en el imaginario social del ser hombre, de tal manera que al sentir alguna emoción será difícil expresarla por muy grande que sea el sentir de ésta, en consecuencia se construirán máscaras para salir avante frente a determinadas emociones, por ejemplo ante la emoción de la tristeza, aparece la máscara del enojo o alegría, lo mismo ante la emoción del miedo, aparece la máscara del enojo. El uso de las máscaras para ocultar las emociones son herramientas de aprendizajes de género que determinan y justifican nuestras acciones y actividades en lo cotidiano que van desde las relaciones de pareja, amistad, familiares, laborales, entre otras.
Bajo este contexto, cómo nos vinculamos ante la noticia de ser papás y cómo nos involucramos al nacer nuestro hijo o hija. Qué referentes paternos tenemos, qué ideas sobre la paternidad estamos resignificando o reproduciendo simbólicamente, estas son algunas interrogantes que dan origen a la presente reflexión sobre la encuesta “Qué tan Padre soy…” y no es más que un llamado a posibles o futuros papás que deseen reflexionar sobre el ejercicio de las paternidades.
Resultados
La encuesta está integrada por 13 preguntas, cinco de opción múltiple y ocho con respuesta abierta breve, fue enviada a través de redes sociales como el Facebook y el WhatsApp, obteniendo un universo de 62 encuestas por parte de papás.
OCUPACIÓN:
En la encuesta encontramos una diversidad de profesiones y ocupaciones por parte de los papás: abogados, comunicólogos, biólogos, diseñadores gráficos, empresarios, educadores, médicos, empleados de oficina, consultores, psicólogos, barbero, cocinero, agrónomos, auditor, contadores, jubilados, ferrocarrilero, profesores, ecólogo, padre, administradores, naturalista, asesores y comerciantes.
¿DECIDISTE SER PAPÁ?
Como se observa en la gráfica, el 79% respondió que sí decidió ser papá, el 16.1% respondió que le dijeron “creo estoy embarazada, aun no me baja”, y el 1% escuchó “vas a ser papá”. Estas respuestas son las más comunes que uno escucha en encuentros o talleres entre papás, y nos da la idea de que los hombres están conscientes y deciden cuándo o el momento de ser papás, lo cual es realmente gratificante porque existe una decisión consciente de ser papá.
Sin embargo, existe una contraparte a este alto porcentaje que ha dicho que si decidió ser papá, y se da al profundizar sobre la historia del embarazo encontramos cuestiones interesantes donde no hubo decisión, reflexiones, planeación, diálogo y tiempo con la pareja para ver si ella también quería ser mamá. Una de las interpretaciones de este posible escenario para algunos papás tiene su explicación en la construcción de género en los hombres, donde a través de los rituales de la masculinidad se enaltece la reproducción como una extensión de la virilidad, perpetuar el apellido, de facto al vivir o casarte con alguien deberás o tendrás que ser papá sin tomar en cuenta los tiempos y la planeación en conjunta como pareja.
¿CÓMO TE SENTISTE AL ENTERARTE DE QUE SERÍAS PAPÁ?
El mayor porcentaje (77.7%) de respuestas de los papás fue la emoción de la alegría vinculada con la felicidad al enterarse de que serían papás. El 15% ligó la emoción de la alegría con el temor, la preocupación, la duda, el compromiso, la responsabilidad y la ansiedad. Y algunas respuestas ligadas a “lo más hermoso que me ha pasado en la vida” o la “noticia más importante en mi vida”. Es interesante c+omo convergen emociones encontradas alrededor de la emoción de la alegría ante una noticia que es significativa para muchos de los papás, emergen sentimientos ligados a cumplir con el mandato de ser un buen papá y ubican perfectamente la emoción que están sintiendo y de lo que pueda ocurrir en el transcurso de su paternidad.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI SER PAPÁ?
Para el 58.1% de los papás significa “Afecto y cariño”, siguiendo el “Orgullo” con un 17.7%, y con un 8% la condición de preocupación relacionada a educar con valores, la participación y seguridad hacia los hijos e hijas, y con el 6.6% ser “proveedor” sumándose sentimientos de amor, control y protección. Algunas respuestas individuales también de interés como el ser “jefe de familia” o “ser guía”.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI TENER UN HIJO VARÓN?
Esta fue una pregunta abierta con la indicación de ser breve. Se muestran las respuestas de los papás, ocupando estas respuestas el mayor porcentaje (60%) orgullo, responsabilidad, guía, alegría, la mayor experiencia en mi vida. Siguiéndoles de manera desagregada: volver a mi niñez, felicidad, bendición, regalo, ser ejemplo, acompañado en mis proyectos, felicidad inmensa y guiarlo y ser de él un gran hombre, complemento de la mujer, lindo, grandes amigos y fuerza familiar, reflejo como padre, menos problemas para educar, formar a un hijo no violento, afortunado, gratitud.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI TENER UNA NIÑA?
Esta fue una pregunta abierta, con respuesta breve y los resultados giraron en torno a: 60% amor, emociones, ternura, princesa, bendición, alegría, felicidad. Y de manera desagregada: responsabilidad, orgullo, regalo, quien me cuide, cariño, comprensión, preocupación, formar una feminista, sensibilidad, gratitud, más dificultad en un mundo de hombres.
Mi reflexión inmediata en torno a estas dos respuesta anteriores sobre lo que significa tener un hijo o hija gira en este sentido, por una parte refleja el sentir o percepción que sigue latente al tener un hijo hacia símbolos de orgullo, responsabilidad, alegría, la mayor experiencia en mi vida, a pesar de que hay sentimientos hacia la felicidad, el amor y lo mejor que les pueda ocurrir, el porcentaje se inclina hacia mandatos sociales masculinos como el orgullo, la responsabilidad y ser guía; y por otra parte hacia tener una hija la percepción es de: amor, emociones, ternura, princesa, bendición, alegría, felicidad, reproduciéndose con esto las ideas que tenemos sobre cómo es una mujer. Sin embargo estas percepciones van cambiando en varios papás pues varios reflejan pensamientos como: es lo mismo, se sienten felices, alegres y amorosos independientemente si es niño o niña.
“VAS A VER CUANDO LLEGUE TU PAPÁ”
El mayor porcentaje 22.6% menciona que siente que debe ordenar y poner las cosas en su lugar, el 19.4% que debe ser autoridad y con un 12.9% paralelamente se sienten con tristeza y miedo. A reserva de que el mayor porcentaje que se refleja en esta encuesta, ordenar y poner las cosas en su lugar, sea ejecutado por los papás refleja el mandato social que se espera de ser hombre y por consecuencia de ser papá, ordenar, sancionar y castigar, a la par de ser autoridad el segundo porcentaje con mayor respuesta en esta pregunta.
CÓMO TE SIENTES CUANDO REGAÑAS O GRITAS A TU HIJO O HIJA
El mayor porcentaje 37.1% siente tristeza, el 29% siente que está educando, el 8.1% siente impotencia y el 6.5% siente enojo. Y de manera desagregada sentimientos hacia sentirse mal, de nunca lo ha hecho y proponer alternativas frente al regaño. La emoción de la tristeza es significativa en esta respuesta al reconocer cómo nos sentimos y expresamos la tristeza los hombres y lo que hemos aprendido sobre esta emoción, por lo general la guardamos o la enmascaramos para no hacerla visible y nos colocamos máscaras como el enojo o la alegría dependiendo el escenario donde estemos. La emoción de la tristeza aparece cuando hemos perdido algo, en este sentido hacia el ejercicio de las paternidades habrá que preguntarnos qué perdemos los papás al regañar o grita a nuestra hija o hijo, qué podemos recuperar al mostrar nuestra tristeza y sobre todo que podemos hacer para evitar ejercer violencia a través del regaño o el grito.
CÓMO TE SIENTES CUANDO LE PEGAS A TU HIJO O HIJA
El mayor porcentaje 27.4% siente tristeza, el 10% no les pega, el 9.7% siente impotencia, el 8.1% siente miedo, y el 6.5% siente que está educando. De nueva cuenta aparece la emoción de la tristeza en los papás frente a un escenario de violencia ante su hijo o hija, en esta ocasión los golpes, a la par de esta emoción convergen la impotencia, el miedo y el enojo como energías que pueden agudizar mostrar u ocultar la tristeza como papás. Podemos hacernos varias preguntas de cómo manejar o trabajarnos esta emoción después de ejercer violencia, pero de entrada es valioso reconocerla pues ello nos permitirá en un futuro antes de ejercer violencia física, detenernos y pensar y en la profunda tristeza que nos causa y causamos a nuestro hijo o hija y buscar alternativas como lo hacen papás que mencionaron no pegarles a su hijo o hija.
QUÉ ES LO MEJOR DE SER PAPÁ
Las respuestas de los papás giran en torno a educar, ser guía, alegría, trascender, aprender, abrazo sincero y que me digan te amo, recibir amor, disfrutar el peso de la responsabilidad, convivencia, brindar amor, que te digan te quiero, materializar mi amor, tener alguien que te llore y te espere, saber que cuando llegas de trabajar cansado, enojado, siempre habrá una personita con una sonrisa para ti y eso amo de mi hijo, verla crecer y ser independiente, abrazo, compañía, cariño, crecer, ser amoroso, convivir, verlos crecer sanos y felices.
QUÉ ES LO PEOR DE SER PAPÁ
Las respuestas fueron: pensar que no estaré por siempre, no hay descanso, tener que castigar, aprender de mi hija, no poder estar con ellos por el trabajo, no poder educarlos, que sufran, no poder curarlos sabiendo que están sufriendo, miedo a que estén mal, tener que corregir, saber que se va a ir, los gastos económicos, no estar preparado, el tiempo, el cansancio después de una noche de desvelo cuidándola, no entender, que vean discusiones familiares, desafío, responsabilidad, no poder dormir a placer, no verlos, cometer errores en su educación, el cariño que despertó en mí, miedo a que algo les pase, ser figura autoritaria, tener que trabajar, poner límites, estar desempleado y no poder solventar las necesidades.
QUÉ AÑORAS DE TU PAPÁ
Las respuestas fueron: sus consejos, su presencia, valorarlo, los viajes, su dedicación, su ingenio, cuando estaba contento, hacerlo feliz, que esté vivo, enseñarme a trabajar, su compañía, que esté conmigo, verlo, sus anécdotas, andar con él en campo, su tiempo, era el mejor, que todo vuelva a ser como antes, su comprensión, perseverancia, abrazos, seguridad, amor, disciplina, fortaleza, y forma de tomar las cosas y gran esfuerzo por sacarnos adelante, aventura, jugar con él, la asertividad y la alegría, su cariño y ternura.
¿QUÉ CAMBIARÍAS EN TU FORMA DE SER PAPÁ?
Las respuestas fueron: más paciencia, ser proactivo, más amoroso con el varón, mejorar día a día, ser más cariñoso y afectivo, dedicar más tiempo, dejar de ser regañón, no seguir patrones, estar más tiempo con ella, ser sobreprotector, ser más amoroso, mi carácter efusivo, no ser tan enojón, atención, mi tolerancia, darle más tiempo, no se poner límites, el carácter, lo desesperado, ser menos serio, el haber sido estricto y poco tolerante, la falta de expresión de sentimientos, escucharlos, comprensivo, estar en los momentos especiales, todo lo negativo y enojón, los vestigios de autoritarismo.
Las últimas tres respuestas pueden darnos pistas para la reflexión entre papás sobre cómo nos sentimos, qué emociones convergen alrededor de nuestros ejercicios paternos para ubicar nuestras emociones, detenernos, respirar y buscar alternativas de cambio en nuestras formas de actuar como papás. Tenemos referentes, historias que pueden marcar la diferencia entre reproducir mandatos sociales que son cargas violentas en nuestro paternar y que no abonan en nada a nuestros vínculos afectivos hacia las hijas o hijos, o bien girar la historia, reeducarnos emocionalmente, reconociendo elementos de nuestros ancestros paternos –papá, abuelo, bisabuelo- no como añoranza sino como acciones que nos ayuden a paternidades placenteras, felices, plenas y congruentes.
Dejo estas reflexiones para vincularnos como papás, generar espacios, grupos, colectivos, círculos para apoyarnos emocionalmente y generar espacios libres de violencias paternas.