Por Frida Cartas
«La paradoja de la heterosexualidad en los hombres, está en que no le gustan las mujeres” dice Josep Vicent Marqués, al menos no “como personas». Y cuánta razón lleva.
A los hombres no les importa qué piensan las mujeres, qué sienten, cómo ven, habitan y se relacionan con el mundo y todo lo que hay en él. No les importa lo que pueden generar o construir con ellas en equipo, colectividad o alianzas amorosas y sexoafectivas. Sólo las ven como culo y tetas para satisfacerse, por eso las acosan, violan, matan, oprimen, humillan, desprecian, utilizan… Ahí está la realidad social innegable (y la historia), y las estadísticas de las violencias hacia las mujeres por razones de género, violencias hechas y perpetuadas, hay que decirlo fuerte y claro, por los hombres.
Pero más allá del género, parece que tampoco les gustan las mujeres por su cuerpo y lo que este es o tiene: vellos en las axilas, pelos en las piernas, estrías, celulitis, menstruación, olores, sudores, grasas, lonjas, panza. Esto les da asco. Esto les parece asqueroso, antiéstetico, feo, sucio, una aberración. Y es que claro, ¡esto no debe ser faltaba más! ¡Esto no puede ser! ¡Vaya ideas feminazis!
¿Entonces cómo les gustan las mujeres? Como un orificio a penetrar. Como una incubadora de bebés. Cuando les sirven/obedecen en todo y sin cuestionar, Suena monstruoso pero no es mentira. Tal vez “no todos los hombres” blá blá blá… pero eche un ojo a la prensa, a los medios de comunicación, a las redes sociales, platique usted con otra mujer sea su vecina, su compañera de escuela o del trabajo, la señora de al lado en el bus… todas al menos han atravesado en su vida una exigencia corporal, sexual, social y genérica, para satisfacer o gustarle a los hombres, y todas las mujeres que han sido humilladas, violadas, acosadas y asesinadas, han sido agredidas y violentadas por un hombre. Porque sí, a los hombres, no les gustan las mujeres. Todo el tiempo las están queriendo cambiar, dominar y oprimir. La realidad es abrumadora. Las desprecian.
Y cuando les gusta una mujer, con la cual hasta se animarían a coger (mira tú lo generoso y solidarios que pueden llegar a ser), porque claro, “le van hacer el favor de enseñarle (con su pene obviamente) lo que es mismísimo placer sexual y de paso la harán conocer también el paraíso de la sexualidad humana misma”, hay condiciones: tiene que ser como aquella chica de la revista. Sí es blanca más que mejor. Si está delgada se ha ganado el premio. Si además en la cama es sumisa, se comporta como puta, complace en todo, grita y gime, y no dice nada por recibir jalones de greñas, azotes o palabras “candentes” de desprecio y humillación, uy que maravilla. Porque a ellos les gusta las que se “comportan como putas en la cama” pero “damas en la sociedad”. Porque han crecido educados en la pornografía y la cultura de la violación, y además con la superioridad que el mundo androcentrista y lleno de privilegios les ha dado, todo esto es normal y así “debe ser”.
Tras este párrafo quiero meter jiribilla y decir que esta fascinación por “el sexo rudo” y el set de película en casa, con maullidos, jalones y todo, les gusta también mucho a los homosexuales (que finalmente son hombres como el resto jamás hay que perder de vista ésto) y como ellos sienten que son la revolución y liberación sexual misma, no tienen empacho en saturar la internet con chingos de vídeos y clips.
Y tal vez la cuestión de fondo (¡que me acaba de llegar ahora mismo mientras escribo como una revelación alienígena!) es esa: si el aborto sucediera en el cuerpo de los hombres desde cuando fuera legal. Si el feminicidio atravesara el cuerpo de los hombres, algo se habría hecho ya en las legislaciones y aplicación de la justicia desde hace tiempo. Si en los hombres fueran los pelos, los vellos, los olores, los sudores, las grasas, las panzas, ahí si fueran sexies, algo bonito, estético, atractivo… ¡Ah no esperen! Ahí sí pasa y ahí sí son.
(Lo de la revelación es broma evi-den-te-men-te).
Entonces para acabar pronto, ¿estás seguro que te gustan las mujeres? Prueba mejor con tu amigo y bro, con tu parner y camarada, con tu hermano y cuate, y deja entre otras cosas de infectarnos sexualmente y arrojarnos tus estándares y estereotipos de mierda. No vivimos ni somos en función tuya. Ni estamos para satisfacerte. No existimos por y para tí.