Por: KARLA GÓMEZ
Fotos: KARLA GÓMEZ/ ALEXIS DE LA PAZ
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- El clima «chelero» incitó a que la entrevista se realizara en una cantina. Para el promotor cultural, poeta, narrador y defensor de los derechos humanos, Darwin «Petate» Pereyra, la cantina es un regenteo de sentimiento y emociones, una fuente de deseos proscritos, de supervivencia; deseo de liberación donde el humo del cigarro se acompasa con la música de José Alfredo Jiménez o Chavela Vargas. «También hay poesía, putas y putos, así como cervezas para soportar la jodida vida…»
Darwin vestía una camisa rosa elegante, «soy feminista», recalcó. La muñeca de su mano izquierda sujetaba un reloj rojo, un reloj que quizá no distingue el frío o el miedo, que cuenta los pasos de la extensa vida del artista.
Él vive en constante revolución, defiende a los indígenas y a los homosexuales, se indigna por las problemáticas sociales que no sólo acontecen en Chiapas sino alrededor del mundo.
-¿Cuándo inicia tu gusto por la literatura?
Darwin Petate, antes de responder a mi primera pregunta, toma un sorbo de su cerveza marca de «ésa que no afloja el estómago en primavera».
Descubrí mi gusto hacia la literatura cuando me enamoré de mi vecino, verás, yo no sabía cómo decirle que lo quería, el amor que sentía estaba prohibido, pero no estaba mal, sólo mal visto y condenado al pecado. Por ello escribía cartas con títulos patéticos: «Cartas que nunca le das», «Poemas a nadie». Le pedía su opinión: «¿Qué te parece?, quiero ser poeta», «si superas que es para ti».
Dijo el escritor que en esa época leía a autores como Sor Juana Inés de la Cruz, Manuel Nájera y Pablo Neruda: «Después asistí a un taller literario donde entendí la construcción del poema así como las figuras poéticas y literarias, elementos y recursos que empleo en mi discurso».
Precisó que su ideal en la vida era estudiar filosofía o letras, «mi papá (Erasto Pereyra) quien es un gran lector aprobó mi decisión».
¿Qué hizo que cambiaras de idea y cursaras la licenciatura en Derecho?
No estudié literatura porque cuando fui alumno de la Preparatoria Agropecuaria «Juan Sabines Gutiérrez» sufrí mi primer acto de discriminación homosexual al ser la primera persona quien se declaraba abiertamente gay. Aunque había compañeros lesbianas y gays de clóset. Fui quien tuvo su primer novio en la institución educativa (nos mandábamos cartas, nos tomábamos de la mano, nos besábamos y comíamos en la cafetería). Actos que parecieron insignificantes pero en esa época con estudiantes estúpidos y profesores homofóbicos que justificaban a los que se burlaban, cambió mi percepción. Eso marcó mi carácter, forjó mi visión en la vida y literatura. Por ello utilizo a la literatura como una herramienta más en esta lucha y defiendo los actos de discriminación hacia indígenas u homosexuales.
-¿A qué edad tus papás se enteraron que eras gay?
Me declaré mampo a los 16 años de edad, mi novio me pidió que le confesara a mi familia sobre mi orientación sexual. Le pedí que me acompañara por si recibía «madrazos». Ese día hacía un tremendo calor -como ahorita- me puse cuatro bóxers, tres shorts y un pans, parecía botarga del doctor Simi.
A mí no me gusta llamarme gay porque es un término muy globalizado. Me gusta llamarme mampo, porque es un modismo y yo tengo sangre chiapaneca. Imagínate así como mi mamá estudió hasta el sexto año de primaria si yo le decía «mamá (Gloria Vázquez) soy homosexual», pensaría que era una enfermedad como un síndrome de hipoglucemia.
Ambos aceptaron mi preferencia y que mi novio me visitara, como si me estuvieran pidiendo la mano, ¡cómo si estuviera embarazada! Me explicaron sobre las enfermedades de transmisión sexual, así que mi padre me compró mi primera caja de condones, después le pedí que si me iba a ser el favor completo que incluyera lubricantes.
Me liberé, me sentí bien conmigo mismo. Cuando la familia apoya, la sociedad no discrimina.
-¿Qué es ser mampo?
Es ser revolucionario en este país que ocupa el segundo lugar por crímenes de homofobia en el mundo, es ser valiente, es vivir la locura a partir de la definición de Salvador Dalí. Es ser libre, vivir la libertad de piel a todas horas en todo momento; es ser congruente con lo que piensas y lo que haces, más allá de la «putería» no todo es sexo, bueno, ya lo dijo Freud, «Todo es sexo».
-¿Por qué te haces llamar Darwin Petate?
En el 2009 entrevisté a personas emblemáticas de mi pueblo. Uno de los personajes fue la señora que me enseñó a tejer petates, «tía Chonita». Me dijo que el ser humano es creado en un petate: «Nace, sueña, hace el amor en un petate, y cuando muere lo envuelven en uno y lo regresan a la tierra, a su origen. El petate es nuestro segundo cordón umbilical, lo que nos une a nuestro principio y a nuestro final».
De esta narración inventé a Matilda Petate, que soy yo en mujer, mi alter ego. Mi narrativa tiene mucho de lo que soy, de lo que puede ser y de lo que no puedo ser, poco después adopté el apellido Petate: significa para mí la unión de mi raza, de mis congéneres con cada una de mis actividades.
-¿Existe una gran diferencia de Darwin Petate y Darwin Pereyra, o el nombre no altera el producto?
Un poco, el Darwin Petate es la loca jariosa y borracha, la que pone la risa y el «desmadre» en las tertulias que terminan en «pedas». Es quien llega con su petate, la chancla y el poncho; la loca autóctona, irreverente, maricona perdida.
Como Darwin Pereyra lo sigo siendo pero tengo que poner mi otro carácter, no me cambio el chip, pero debido a la homofobia que se practica en la entidad no puedo comportarme de la misma manera porque no me tomarían en serio cuando acudo al Tribunal Superior de Justicia del Estado, hablo con tecnicismo… esa es la diferencia.
Una de las similitudes entre Darwin Petate y Darwin Pereyra es burlarme de mí mismo y de los demás, utilizo mucho la ironía para mentarle la madre a alguien sin que se enoje.
En el libro «Apología de una ciudad en llamas» que presentaste en julio de 2013, escribiste «20 poemas para ser leídos en el colectivo de la Ruta 20»:
«Con una actitud de pocos amigos deposité en la mano del chofer una moneda de cinco pesos, mientras me fundía por primera vez en sus ojos verdes mariguana; estúpido y religiosamente verdes, inigualables y misteriosos, que juré por la virgen que colgaba en el retablo con decoraciones de chaquira y zapatos de un bebé que jamás lo olvidaría.
«El chico tenía un rostro tan hermoso que si hubiera nacido en Los Ángeles, California, seguramente sería un famoso actor hollywoodense, pero le tocó nacer en Tuxtla Gutiérrez y se volvió colectivero.
«La unidad siguió por toda la 5ª Norte quizá para perderse en alguna calle donde una puta desafía con su escote al mundo».
-El texto causó revuelo porque describiste al chofer de la unidad de transporte público como guapo y de ojos verdes, ¿existe ese colectivero?
No, tengo amigas que me platicaron que abordaron a diversos números económicos de la ruta con el fin de encontrar al hombre que describí. Pero claro que no existe, es parte de la construcción de mi personaje.
-En la mayoría de tus escritos enjuicias la postura del gobierno en materia social, pero ¿qué se necesita para impulsar a los artistas?
Que tengan conciencia que la cultura y la educación es lo que va salvar a esta «mierda» en la que estamos. Yo leí un libro de Rigoberta Menchú titulado «Yo soy Rigoberta Menchú y así me nació la consciencia».
Yo creo que primero hay que ser consciente e indignarse para que después se luche por lo que crees. A ellos lo único que les interesa es el dinero pero será la ciudadanía quien nos salve.
-¿Para quién escribe Darwin Petate?
Para el pueblo, sé quiénes de nosotros estarán en las grandes bibliotecas. Escribo por un deseo de contar historias, por un balbuceo y un intento de aproximación con el otro, no desde la literatura de vitrina, sino desde la marginalidad, desde un ambiente más real, lleno de calor, humo de cigarros y música de rockolas viejas. Escribo desde lo que soy para los otros que pueblan este mosaico en la geografía sureña.
-¿Qué cambio literario tiene Darwin después de ganar el Premio Estatal de la Juventud hasta la fecha?
Existe una madurez en todos los aspectos y constante aprendizaje. En el lugar donde estoy no es privilegiado pero puedo ver las cosas desde otra perspectiva, aprendí a escuchar a la gente, a leer a escritores de 17 y 18 años quienes no cursan una licenciatura afín a las letras; me parece que romperán con la tradición literaria del estado.
Quienes estamos acá somos los primeros intentos y balbuceos.
Además utilizo a la literatura como una herramienta, como una trinchera más en mi lucha y cito una frase de Rosario Castellanos: «La palabra es exacta, cuando es letal es como un guante envenenado».
Declara que no intenta hacer una revolución intelectual o social, pero si alguien cambia su forma de pensar con lo que hace se da por bien servido.
«Por eso me levanto todos los días en la mañana y asisto al trabajo y me pongo a escribir, creo en mí». Compartió que labora en algo que le gusta -no para el gobierno-, acciones que le dan mucha tranquilidad.
Además de asistir a manifestaciones, está a favor del rescate animal y en contra de la Reforma Energética.
-¿Tu activismo desea un puesto político?
Claro que no, no voy por un afán protagonista, si me piden hablar hablo. Pero he participado en diversas marchas y me conocen, saben que los apoyo sin el objetivo de tener un puesto político: «El día que yo lo haga que me maten a patadas»; no tengo necesidad de laborar para el gobierno y si sucede me vestiré de payaso y haré reír a la gente o sembraré mariguana.
-¿Qué ideal de partido político practicas?
Pues me afilié al movimiento ciudadano Morena, no deseaba un puesto político en el gobierno. Cuando los maestros estaban en paro -por diversas calles de la Avenida Central de Tuxtla Gutiérrez- a finales del año pasado los acompañé en su lucha y leí mis crónicas; dice Pedro Lemebel: «Total si se trata de pedir exijamos lo imposible, porque en pedir no hay engaño».
-¿Eres el Pedro Lemebel de Chiapas?
Mi sueño en mi vida es ser Pedro Lemebel ya no de Chiapas sino de Suchiapa o de «El último suspiro», nombre de mi barrio.
Él me iluminó el panorama literario, he leído casi toda su obra. Lo contacté por correo electrónico y quiero que él me prologue mi próximo libro de crónicas que publicaré en la misma editorial donde se publicó «Apología de una ciudad en llamas», ¿te imaginas? ¡Sería lo máximo! Además que utilizo en mi recurso literario frases de ese autor.
Mencionó que algunos textos que se incluirán en su próximo libro son historias verídicas que le platican sus amigos, «yo no puteo tanto», entre ellos del Cine Rex, el joven que ahorró todo su gasto que le dieron en la preparatoria para comprarse unas zapatillas: «que estrenaría en un bar de mala muerte -como ‘La Libélula’- toda trasvestida, con un hombre que le hablaría de amor eterno hasta la madrugada»; y «locas» que fueron apuntadas por la pistola de un hombre que les pidió que le practicaran el sexo oral, «ellas sin el arma de fuego lo hubieran hecho, pero eso le dio emoción al momento», confesó.
Darwin compartió que existe una antología lésbica que se publicó hace varios años donde las féminas de Juchitán, Oaxaca, se masturban colectivamente porque sus maridos emigran al norte, «pero no son lesbianas».
«También aborda cuentos de la típica ‘machorra’ en una cantina, o la chica hippster que quiere experimentar con su mejor amiga».
Así como la antología México se escribe con Jota, son textos que abordan la temática gay donde el personaje no es explícita su condición homosexual.
Es bueno reforzarlo en la literatura siempre y cuando tengan la importancia y valgan la pena.
En la televisión mexicana los «jotos» tienen un personaje dentro del drama pero como peluqueros, modistos o amigos de la protagonista, ahí se acentúa la homofobia. ¿Cuándo se ha visto un gay director de una empresa?»
Gestor cultural
-¿Qué gestiones tiene el Colectivo Cultural Santiago Serrano?
Esta Casa de Cultura inició en el 2008 y hasta el momento coordino los proyectos, hace dos años tuvimos un programa financiado por una organización internacional donde dimos talleres infantiles sobre derechos humanos y de cultura.
Informó que en próximos días iniciarán actividades para el rescate del pueblo y promoción de las artes. Declaró que trabajan con artesanos y ejidatarios en materia jurídica con denuncias de saqueo de arena en el río.
En esta organización participan Margarita Martínez, una amiga tsotsil; Rosemberg Román, quien trabaja para la Secretaría de la Juventud, dijo el poeta.
Manifestó que el grupo cultural se enfoca en niños y jóvenes porque serán ellos quienes enseñarán a los padres sobre las costumbres del pueblo: «Los habitantes no saben qué significa Suchiapa, viene del náhuatl Xóchitl atl pan, lugar del río de la flor».
Asimismo el narrador puntualizó: «Nadie sabe de dónde venimos, de dónde somos, por qué baila el ‘gigante’, no saben el significado con el interés y el amor por saber que somos pueblos».
Comunicó que parte de las gestiones que realizan se incluirán publicaciones de libros como la primera antología de poetas surimbos «A la sombra del nambimbo» que está en proceso.
-¿Cómo te ves dentro de unos años?
Me veo casado con mi trabajo, satisfecho de lograr el matrimonio igualitario en el estado. Saber que existen familias homosexuales y lésbicas que tienen hijos y viven ya con un código civil.
Los periodistas siempre me preguntan: «¿Tú crees que la sociedad chiapaneca está preparada para el matrimonio gay?», les respondo que la sociedad nunca está preparada para algo, así sucedió cuando la mujer ejerció el voto por primera vez. Así que nosotros no esperamos que la sociedad esté lista.
La religión se opone pero existe una iglesia presbiteriana que está dispuesta a casar parejas homosexuales en Chiapas.
Me veo con más textos publicados en literatura, haciendo actividades mucho más profesionales que ahora, igual de feliz que ahora. Que mi familia y mis amigos estén orgullosos de mi pero que no me consideren un ejemplo. Verme al espejo todas las mañanas y decirme «¡qué chingón soy!»
La cantina se inundó de nostalgia, alguien brindaba y otros más consumían cervezas de forma impaciente, porque sólo en ese estado pueden hablar con Dios y maldecir sin remordimiento.
Sin embargo, Darwin celebraba a Darwin. Él cree en la justicia, en la igualdad y en la gente «aunque sean culeros». También en el amor no desde la cuestión ególatra ni egoísta, sino en el amor en uno mismo.
El silencio nos inundó e hizo que nos despidiéramos, intercambiamos sombra y leña de nuestro árbol generacional.
Él tomó su ombligo y partió a la página que alguien más escribe porque ya es un personaje.