San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.- La falda de la montaña cobijó al navío cargado de voces de mujeres rebeldes, voces insumisas, transgresoras, irónicas: la comandanta Ramona, la zoque Mikeas Sánchez, la colombiana Tatiana de la Tierra, la guatemalteca Rosa María Chávez, en carne y sangre la chiapaneca Socorro Carranco y por supuesto la maravillosa Rosario Castellanos, todas juntas en un viaje por las aguas de la selva chiapaneca que se detuvo por un momento en tierras de libertad y resistencia.
Primero descendió la voz dulce y rebelde de la comandanta Ramona que resonó tan fuerte como lo hizo aquel año de 2006 en la selva de asfalto, fue como un regresar en el tiempo y escuchar de nuevo la voz que le dio voz a las mujeres zapatistas, la que impulsó la Ley revolucionaria de las mujeres, la que hablaba de justicia para ellas, las olvidadas.
Desde la zona de Mezcalapa, llegó Mikeas Sánchez, maestra, narradora, poeta de las montañas zoques que le escribe a la historia de su pueblo abandonado, a su cotidianidad pero no como mero registro sino con en ese tono agrio que molesta a la Iglesia, a las autoridades, a las voces masculinas.
Y de Colombia llegó también la voz irónica de Tatiana de la Tierra, burlándose de la heteronorma, defendiendo la libertad de ser y expresar la sexualidad femenina. Erotismo y lesbianismo son los protagonistas de su poesía, los defiende bellamente con su palabra que hace reír de nervios al más conservador.
Rosa María Chávez es una voz joven guatemalteca que habla de la necesidad que tenemos las mujeres de “hacer el amor y llorar” a veces al mismo tiempo, o no, pero siempre es urgente el amor y el llanto, quizá porque son los dos elementos que hay en su corazón de mujer sobreviviente.
Y de pronto llegó con su voz tenue pero alegre, la de Socorro Carranco, poeta chiapaneca que juega a ser niña viento, a veces colibrí y a veces gorrión. No llegó sola sino con un coro de anfibios con el que protestaron por la destrucción de la Pachamama.
Y al final, tan potente como siempre, arribó Rosario Castellenos, no en una sino en cinco voces, haciendo gala de su sentido crítico de la vida, de la cultura y sociedad que tiene enraizado en todas las esquinas de las casas al mortífero patriarcado.
Fue el Aquelarre de versos más rebelde que nunca, que se presentó en el Festival Comparte, organizado por el ala civil del Ejército Zapatista en el Cideci Unitierra, que se está llevando a cabo durante esta semana.
El Aquelarre de versos es una producción poética a cargo de la periodista y coordinadora de la Revista cultural feminista Enheduanna, Cinthya Vasconcelos y del productor y locutor de radio Alfredo Rasgado.
En la voz de la comandanta Ramona estuvo Lupita Calvo; en la de Mikeas Sánchez, Lili Cruz; recreando a Rosa María Chávez, Berenice Vera; Tatiana de la Tierra estuvo en la voz de Marissa Revilla y Socorro Carranco en la voz de Socorro Carranco. La poesía de Rosario Castellanos se escuchó a cinco voces. Y en los controles técnicos, David Lozano.